RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Sin duda que la reunión del Presidente electo con los principales constructores vinculados al proyecto del aeropuerto de Texcoco, dejó en claro que el diálogo es un arma maravillosa para solucionar posibles conflictos.
De acuerdo con las versiones sobre el encuentro se encontró un punto de entendimiento, mediante el que los empresarios de la construcción quedaron satisfechos con las propuestas del próximo Ejecutivo federal.
La reunión transcurrió sin problemas de ninguna clase y las versiones de la misma establecen que los principales contratistas de esa obra decidieron finiquitar los contratos, debido a la cancelación del proyecto y no demandar, ni exigir indemnizaciones.
Según AMLO los empresarios se encuentran en la mejor disposición y se llegó a un primer acuerdo general, por lo que de inmediato se empezaron a ver opciones y alternativas para los constructores.
Con este acuerdo se desactiva una bomba que algunos auguraban terrible para el inicio del gobierno de López Obrador, por la cancelación de la obra y los costos financieros que arrastraría ello.
Y es que en la propuesta del gobierno entrante se encuentra la posibilidad de que estos mismos constructores puedan participar en licitaciones futuras de las obras que se contempla realizar en la siguiente administración.
El encuentro entre el Presidente electo y los constructores deja en claro que el diálogo será un arma a usar constantemente en el naciente gobierno, como solución de conflictos o diferendos. Otra más es la que se puso en servicio, el de la consulta pública, aunque esta no dejó satisfechos a una gran mayoría, pero como ejercicio quedó claro que la ciudadanía si desea participar en las mismas, para expresar su opinión.
DIEGO VALADÉS venía expresando de distintas formas lo que después comentó en entrevista para Proceso, lo difícil del panorama que se le presenta a AMLO.
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