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¿Comisionado del INAI?

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Francisco Gómez Maza

Análisis a Fondo 

Ernesto Villanueva, Quijote del engaño 

El INAI, en manos de un grupo faccioso

El campeón de la “libertad de expresión”, Ernesto Villanueva, figura en la lista de los 30 candidatos al cargo de comisionado del INAI.

 

Villanueva cuenta con el apoyo de su “alter ego”, Francisco Acuña Llamas, presidente del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.

Acuña Llamas responde a los intereses de Villanueva, a quien le debe favores muy personales.

Durante muchos años, Villanueva, amparado en el ejercicio de la libertad de expresión, se ha dedicado a la difamación y la calumnia bajo el disfraz de la “denuncia” en contra de la “corrupción”. Sus víctimas son un número indeterminado de figuras públicas. Una de las últimas fue el doctor Diego Valadez, al que señaló de ser el “autor intelectual” de un presunto atentado para “asesinarlo” en pleno campus de la UNAM. La acusación fue tan burda que Villanueva mereció el repudio de periodistas y académicos. El modus operandi de Villanueva es presentar falsas acusaciones en los medios donde él colabora. Su estrategia es el chantaje; así Villanueva ha engañado y traicionado a sus amigos.

Destacados periodistas –la mayoría de ellos reconocidos columnistas y analistas– lo exhibieron por haber abusado de su amistad al utilizar el membrete de una organización (Limac) para recibir fondos de Estados Unidos por más de 100 mil dólares. Villanueva fue denunciado públicamente. No solamente se ha involucrado en esos oscuros episodios, en Puebla, por ejemplo, fue invitado a colaborar en la UDLAP y terminó mal al calumniar al rector Luis Ernesto Derbez y aún peor Villanueva protagonizó un episodio de acoso sexual en contra de una joven asistente.

Este falso redentor de la “libertad de expresión” y de la “transparencia”, es en realidad un oscuro personaje con una visión tan transparente como el agua de horchata, a todas luces Villanueva podría ser un personaje de Giovanni Papini, el autor del célebre texto “El Quijote del engaño”. Veamos por qué:

ONEA es la supuesta Organización Nacional Anticorrupción, pero su origen es poco claro. Es financiada por cercanos al exgobernador Javier Duarte. A este membrete se sumó Ernesto Villanueva y desde ahí comenzó a atacar a innumerables políticos, pero de pronto Villanueva fue echado de la organización, por diferencias y conflictos externos. ONEA está ligada de alguna manera a Manuel Bartlett, su sobrina política Clara Luz Álvarez (esposa de Villanueva) figuraba en el directorio y junto a ellos el vocero privado de Bartlett, Carlos Meza Viveros, quien fue secretario de Gobierno del ahora nombrado por AMLO como director de la CFE.

Hace un año, Villanueva acusó al doctor Diego Valadés de ser parte del Cártel de Juárez, lo señaló de ser un narco-académico y de tener cuentas bancarias millonarias en bancos de Texas. Como parte de sus imputaciones, Villanueva dijo que recibió amenazas y después de hizo la víctima de un supuesto ataque armado, que resultó ser un fantasioso “autoatentado”, del que nadie vio nada en pleno campus universitario a luz de la mañana.

Los señalamientos fueron tan burdos que el periodista Carlos Marín publicó el siguiente texto en Milenio con el título de: “Miserable infundio contra Valadés”.

Escribió Marín:

“Según su estulto calumniador, el constitucionalista Diego Valadés está detrás de un demencial intento de asesinato.

“El granuja se llama Ernesto Villanueva, quien se ufana de tener escoltas y cuya camioneta ¡blindada! recibió tres impactos de bala en plena Ciudad Universitaria.

“Dos días después (el viernes reciente) exhibió alucinantes dotes de investigador: Valadés, afirmó, lo mandó matar ‘porque hace unas semanas publiqué un artículo en el Diario El Noroeste de Sinaloa, y allí señalé que era probable responsable de tener una serie de cosas de Vicente Carrillo Fuentes en su casa…’.

“En ese texto, el bribón sembró (con pedestre redacción) su coartada para escupir tan arriba:

“Aclaro que no estoy enfermo ni deprimido, ni tampoco mi familia y mis hijos, por si ‘por mala suerte’ (Malova dixit) pasa algún accidente colectivo o personal que atente contra nuestra integridad física, será con los saludos de Diego Valadés…

“Es idiota imaginar que ¡el cártel de Juárez! (al que el difamador liga con Valadés) empleara a un pistolero inepto en vez de activar una bomba en las nalgas de Villanueva”.

El pasado 19 de octubre se cumplieron cuatro años del presunto “atentado”; Ernesto Villanueva debe entregar una explicación sobre este bochornoso caso que es un ejemplo del abuso de la libertad de expresión, derecho al que recurre para difamar y calumniar a diestra y siniestra al amparo de la impunidad.

Los periodistas y todos aquellos que se amparen en los medios de comunicación –y eso lo debe tener bien claro Villanueva– también deben ser sujetos del escrutinio público. [email protected]

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