Francisco Gómez Maza
Para su información
Yo digo que la señora Gutiérrez Müller no debió precipitarse en cerrar su cuenta de Twitter. Es importante estar presente en estas mal llamadas redes sociales o social networks, en el idioma de la tecnología. Hay navegantes perversos, irracionales, hígados, mala leche, absolutamente ignorantes, que hacen del insulto su argumento para imponer su mentira, que ellos están seguros de que es la verdad. Pero el mundo está plagado de bichos, unos venenosos y otros que ni siquiera sólo se hacen daño a sí mismos.
Simplemente hay que dejarlos vivir y morir solos. Se acaban. Llega un momento en que se cansan de escupir bilis y mueren, unos físicamente, otros espiritualmente. Los que mueren físicamente no tienen problema. Ya no ven, ya no oyen, ya no tienen “enemigo” enfrente. Ya se les acabó todo. Los que mueren espiritualmente sufren, entran en un infierno que los quema cotidianamente y, prácticamente, están ya muertos en vida. Son como víboras sin veneno, como alacranes sin aguijón, como ratas si rabia. Y poco a poco van desapareciendo de la faz de la tierra. No es broma. Es en serio. En este mundo, el que ha hace la paga. Nadie se va ve este restaurante sin pagar la factura, de lo que se tragó o de lo que rompió, o de lo que quebró. La vida es cabrona. No deja ningún pendiente.
Por ello, considero que no hay que abandonar este espacio de libertinaje. Pero más vale éste que la ausencia de libertad, un lugar, una plaza pública, donde poder gritar hasta que se cansen. Por eso, a mi no me escandaliza que haya personas que vivan para mentarle la madre al presidente. No pueden vivir sin López Obrador. Desde que dios amanece hasta que el cansancio los adormece están con López Obrador. Ya no sé si lo odian o están ardientemente enamorados de él, porque tengo entendido, si mi maestro Ernesto Cardenal no se equivoca, que el odio es el primer escalón del amor. Todo es amor al final de la historia.
Estos seres enfermos viven para morir o mueren viviendo. Con como los jamelgos panzones. No hay grupera que les venga. No vale la pena tomarlos en cuenta, señora. Solos se van diluyendo y desapareciendo de la historia. Y luego andan como zombis buscando a quien joder y sólo encuentran enfrente de sí a su propia sombra. Andan como perritos sin dueño a quienes nadie los toma en cuenta. Cuántos de estos enanos de la mente he visto pasar frente a mí. Héroes de la ingratitud que son vomitados por la naturaleza porque no hay ser más despreciable en este mundo que el ingrato. Y estos traidores a sí mismos son como las cucarachas, los seres más asquerosos, destructores, y despreciables de la naturaleza.