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La 4T con récord de renuncias

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Neoliberal confeso

Perfiles Políticos 

Francisco J. Siller 

El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que podría haber algunas renuncias en su gabinete –tras la de Carlos Urzúa–, pero que no las espera. Asegura que se trata de la rumorología de sus adversarios. Sin embargo, en lo que va de su gobierno ha tenido discrepancias con distintos secretarios, justificándose con el consabido dicho de “Yo tengo otros datos”. 

 

El que un secretario de estado sea desmentido por “el jefe”, en algo pesa en el ánimo de quienes tienen la responsabilidad de lograr el desarrollo del sector que les fue encomendado. Los casos son muchos. Parece que algunos de los secretarios mantienen mal informado al presidente. O es que en realidad éste tiene “otros datos” ¿y por ello no toma en cuenta lo que se le dice? 

López Obrador es el presidente que más ha estado expuesto a los reflectores, en especial por sus “Mañaneras” y los cientos de preguntas que se ha obligado a responder “casi al vuelo”, alguna consecuencia debe padecer. Si en algún momento entró en conflicto con miembros de su gabinete, a nadie debe sorprender, sobre todo si remonta los problemas con astucia y buena mano izquierda. Perdón compadre por el empujón. 

A pesar de ello, en los casi 200 días que lleva el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha batido un record. Este es el sexenio en que más renuncias se han registrado –sin contar las renuncias obligadas a funcionarios de mandos medios y superiores–, van 15. Entre ellas las de dos secretarios de estado y dos subsecretarios, así como tres directores generales de dependencias y tres comisionados de los organismos autónomos. 

Carlos Urzúa renunció a la SHCP –por diferencias en el PND–, el 9 de julio. 14 días antes, Josefa González Blanco dejó la Semarnat, tras perder la confianza presidencial por retrasar un vuelo en Baja California. También el 21 de mayo, Germán Martínez renunció a la dirección de Seguro Social por sus diferencias con Urzúa. Quien podría esperar la renuncia de del Secretario de Hacienda –49 días después– por esas diferencias insalvables con AMLO. 

Con López Obrador, la confianza se tiene o no. Eso determina la estancia de sus funcionarios. Ahí están los casos de Tonatiuh Guillen titular del Instituto Nacional de Migración –abandonó en plena crisis migratoria– o el de Simón Levi a la subsecretaría de Turismo. Ellos no manifestaron abiertamente su desacuerdo con las disposiciones del gobierno federal, pero se sabe que difícilmente podrían cumplir con el encargo. Más vale irse a tiempo. 

Así otros funcionarios han abandonado su cargo: Clara Torres (febrero), la encargada de las estancias infantiles renunció tras el recorte presupuestal y a la intención de dar dinero a los padres. Otros que prefirieron abandonar son: Patricia Bugarín Gutiérrez (subsecretaria en la SSPC), Guillermo Zúñiga (comisionado del pleno de la CRE), Jaime Rochín (comisionado ejecutivo de Atención a Víctimas) y de la Fiscalía General de la República, Jaime Rochín del Rincón; Omar Hamid García Harfuch y Felipe de Jesús Muñoz Vázquez.

Dos casos sonados fueron los de la Comisión Reguladora de Energía y de la ComisiónNacional de Hidrocarburos. Sus presidentes, Guillermo García Alcocer Gaspar Franco Hernández fueron presionados para que presentaran su renuncia por diferir en opinión con López Obrador. Ambos tuvieron enfrentamientos y críticas por decisiones del presidente sobre el desarrollo del sector energético. 

Por cierto que una renuncia que pasó casi desapercibida fue la de Gualberto Ramírez Gutiérrez a la unidad antisecuestros de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEISO), que presentó el mismo día que la de Urzúa. Este exfuncionario fue uno de los responsables de la investigación sobre los normalistas de Ayotzinapa. ¿Intuyó lo que se venía, que habría repercusiones que podrían afectarle?. 

Finalmente, el viernes de la semana pasada Pedro Salmerón Sanginéz, director de Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México –y herencia del sexenio pasado– fue destituido de su puesto por opinar sobre los “jovenes valientes” de la Liga 23 de Septiembre que pretendieron el secuestro de Don Eugenio Garza Sada en septiembre de 1973.

Para concluir, en este gobierno nadie tiene la “chamba” segura. Hay casos de equipos que trabajaron durante la campaña y el periódo de transición que pensaban tener amarrado el puesto. Caso de los funcionarios de administración del Fovissste, que al mes de hacerse cargo, fueron trasladados al Seguro Social. Ahí el cambio de director los deja sin trabajo, pero con el ofrecimiento de incorporarlos a la Secretaría de Salud.  

Cinco meses transcurrieron, desde luego sin liquidación y sin garantías de tener trabajo de nuevo…

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