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Oscuras Razones

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Perfiles Políticos 

  • Renuncia de Medina Mora, como “anillo al dedo”.
  • Van tres de cuatro, necesarios para AMLO.
  • Orta Martínez se fue un mes antes de lo esperado.

Francisco J. Siller

Dos renuncias llaman la atención, la del ministro Eduardo Medina Mora y la del Jefe de la Policía capitalina, Jesús Orta Martínez. Ambas se dan en un ambiente de conflicto, aunque por diferentes razones. El primero envuelto en una investigación del SAT, por enriquecimiento ilegítimo –transferencias millonarias a cuentas de Estados Unidos y Gran Bretaña–. El otro, porque a casi 11 meses de fungir como Jefe de la Policía de la CDMX, no cumplió las expectativas que de él se esperaban. Inseguridad en aumento. 

 

Las razones de la renuncia del ahora exmagistrado de la Suprema Corte de Justicia, son aún oscuras. Según Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Investigación Financiera de la SHCP, se le investiga por Triangulación de recursos, además de dar protección a políticos corruptos –de la pasada administración–  y narcos a quienes ayudó para desbloquear cuentas por un monto de dos mil millones de pesos. 

Por otra parte, según el SAT, Medina Mora recibió transferencias –detectadas por el Departamento del Tesoro– a sus cuentas en Estados Unidos por dos millones 130 mil dólares, y por otros dos millones 383 mil 526 libras esterlinas, situacion que llamó la atención de la inglesa National Crime Agency, como actividad sospechosa. En ambos casos el manejo de ese dinero se dio en los tres últimos años. Son casi 102 millones de pesos, que no fueron reportados en México. 

Desde luego el ahora exministro aseguró que tal acusación era falsa, que en sus cuentas bancarias en México solo cuenta con 4.5 millones de pesos, cantidad que es consistente con sus ingresos en la SCJN. Además que las transferencias de las que le acusan son correlativas a los ingresos declarados de 2016 a 2018. Ahora cada parte tendrá que probar razones y hechos. 

Pues bien, Medina Mora renunció, como que muy facilito. Podía haberse separado temporalmente del cargo –como muchos lo hacen– para que se le investigara sin interferencias, pero no. Renunció y ya. Hasta parece que su separacion fue fruto de un proceso de negociación muy conveniente para él. Seguramente nunca lo veremos tras las rejas y eso simplemente sera la confirmación de que así ocurrió.  

Sin embargo, su renuncia a la alta magistratura de la nación se presenta como una oportunidad “al pelo” para el presidente Andrés Manuel López Obrador, de nombrar a un tercer ministro, luego de Juan Luis Gonzáles Carrancá y Yassmil Esquivel Mossa propuestos y aprobados por el Senado en Febrero y marzo de este año. También tendrá oportunidad de nombrar a un cuarto magistrado, pero en 2021, cuando se retire José Fernando Franco González Salas, al concluir su periódo de 15 años. 

Será en ese momento cuando el gobierno López Obradorísta pueda contener muchas de las decisiones de la Suprema Corte, por ejemplo la acción de incosntiucionalidad de leyes y modificaciones constitucionales que la oposición pueda promover, y porque no, deshechar sentencias de los juicios de amparo, cuando así convenga. Para ello se requieren ocho votos del pleno de ministros, de los once que lo integran. 

Así que la renuncia de Medina Mora, cae como anillo al dedo para lograr un “control a medias” de otro de los poderes de la Unión, puesto que el legislativo ya esta controlado por la mayoría morenista y en el ejecutivo, no hay nadie que se le oponga, si no hay que preguntarle a Carlos Urzúa, quien discrepó sobre el Plan Nacional de Desarrollo. 

Respecto a la renuncia de Jesús Orta Martínez al frente de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana de la CDMX, el ahora exfuncionario quedó muy mal parado tras las manifestaciones de Ayotzinapa, Marea Verde (por aborto) y la del 2 de octubre. La política de no intervención y no represión de Claudia Sheinbaum, parece ser el motivo de su renuncia. O por lo menos eso fue la gota que derramó el vaso. 

Orta Martínez llegó al cargo con buenas credenciales –excepto por la inhabilitación por un año por la Contraloría Federal del DF tras acusaciones de actuar con dolo en la designacion de permisos dde publicidad– y con el apoyo de Marcelo Ebrard, de quien fue Oficial Mayor en el gobierno capitalino. Su designación se dio entre críticas de los partidos de oposición y con el ofrecimiento de renunciar si en un año no daba los resultados esperados. 

La inseguridad en la Ciudad de México fue en constante alza este año. Secuestros, asesinatos, robos con violencia han tenido un incremento real, sin que la policía pueda hacer algo por abatir esos índices. No basta con echarle la culpa al gobierno anterior y solo demuestra que el Plan de Seguridad de Claudia Sheinbaum esta condenado a ser un absoluto fracazo.

Para muestra las estadísticas al primer trimestre del año que muestran incrementos notables en los índices delincuenciales: Violaciones 137%; Robo con violencia a transporte público 95%; Robo con violencia a transporte público individual 159%; Robo con violencia a transportista 137%; Robo con violencia a negocio 136% y Robo a transeúnte en vía pública 103%. El homicidio doloso creció 46% y el secuestro en 114%.  

Hasta ahora Claudia Sheinbaum no ha podido probar que el gobierno anterior maquillara las cifras, todo es de “dientes para fuera”. Esa es una narrativa que se paraleliza entre los gobiernos federal y local y donde cada quien tiene “sus números”, siempre contradictorios a la realidad y quizá este sea el obstáculo principal para contar con una estrategia de seguridad exitosa. 

El combate al crimen organizado y a la delincuencia común, debe ser vista como consecuencia, una de la otra. Los criminales actúan con impunidad, como si tuviesen “carta blanca” del gobierno. No es así, pero lo parece. Se requiere de inteligencia y de un actuar sin miramientos ni debilidades y parece que fue ahí donde el perfil de Orta Martínes no encajó.

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