Hace 32 años, se cometió un fraude burdo y escandaloso. El gobierno de Miguel de la Madrid atropelló la voluntad ciudadana de manera ruin y vulgar.
La noche del 6 de julio de 1988, al secretario de Gobernación, Manuel Bartlet se le cayó el sistema electoral para dar de esa manera fraudulenta el triunfo al priista, Carlos Salinas de Gortari.
Los candidatos presidenciales de la oposición llegaron en bloque a SEGOB, con Cárdenas a la cabeza a exigir fluidez en la votación, pero nada cambió para cometer el fraude en la presidencial al michoacano Cárdenas.
En ese tiempo, el gobierno organizaba las elecciones; era juez y parte. La Comisión Electoral sesionaba en Gobernación y ante “el robo de votos” vino la protesta masiva por todas partes.
Pero en un hecho vergonzoso nada cambio; se impuso por la fuerza a Carlos Salinas en la presidencia y el PAN, convalidó el triunfo priista.
En esa época surgió el lema del presidente impuesto por la fuerza. Con pleno cinismo espetó: “ni los veo, ni los oigo”.
Ahí se inició el periodo del PRI-AN con sus políticas neoliberales y reformas “al gusto” del gran capital, cayeron pronto en pago gubernaturas para el PAN como fueron las de Baja California y Guanajuato.
Ya para entonces había fallecido en un “accidente” carretero el empresario y político, Manuel J. Clouthier, quien estorbaba al nuevo gobierno salinista, mientras a sus anchas el llamado jefe Diego Fernández de Cevallos negociaba cuanto podía para el PAN. Bueno hasta recibieron amplios terrenos en Punta Diamante-Acapulco.
Fueron tan burdas sus negociación entre el gobierno y el PAN que hasta se pusieron de acuerdo para quemar las boletas electorales, para no dejar evidencias del triunfo de Cárdenas en la presidencial.
Para entonces no había IFE-INE, ni Tribunal Electoral y si las mañas del gobierno metido en la organización de las elecciones y el PAN convalidando, el triunfo de Carlos Salinas a cambio de “ lo más que cayera”. Esa es parte de la historia negra del PAN para vergüenza de propios y extraños.
Hasta el clero católico avaló a Salinas, porque en esa camino de la corrupción unos y otros “pecaron de lo lindo”. Estar del lado del poder corrupto e ilegítimo traía su recompensa.
En resumen a Manuel Bartlet se le cayó el sistema, pero gracias al PAN, y al clero, empresarios y otros beneficiarios, entre escritores como Enrique Krauze se convalidó un supuesto triunfo de Carlos Salinas de Gortari.
Y aún así, personajes de esa ralea se atreven a hablar de democracia. !Cuanto cinismo y cuánta desverguenza! Cuanto daño le han hecho al país y lamentablemente siguen recibieron dinero público, vía partidos políticos o publicidad gubernamental, tal es el caso de Enrique Krauze y en ese sentido la voz popular dice: “el que paga, manda”. Si alguien quiere datos, basta ver la relación del gobernador de Jalisco Enrique Alfaro y el escritor, uno de los preferidos y consentidos de Salinas.
