La mayoría de las empresas de la AL y El Caribe ha registrado importantes caídas de sus ingresos y presenta dificultades para mantener sus actividades; tiene serios problemas para cumplir con sus obligaciones salariales y financieras, así como dificultades para acceder a financiamiento para capital de trabajo, de acuerdo con estimaciones de la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina).
En su cuarto Informe Especial, la CEPAL) presenta los efectos de la pandemia de coronavirus en la estructura productiva y empresarial de los países de la región, cuyas debilidades se han originado a lo largo de décadas, y que se ha visto fuertemente golpeada por la actual coyuntura.
De acuerdo con información recopilada por la Comisión hasta la primera semana de junio de 2020, el impacto será mucho mayor en el caso de las microempresas y las pymes (mipymes). Los expertos de la CEPAL estiman que cerrarían más de 2,7 millones de empresas formales en la región -de las cuales 2,6 millones serían microempresas- con una pérdida de 8,5 millones de puestos de trabajo, sin incluir las reducciones de empleos que realicen las empresas que seguirán operando.
En el ámbito productivo, la coyuntura plantea la urgencia de mitigar la destrucción de las capacidades, sin olvidar la necesidad de aumentar de manera sostenida la productividad, generar encadenamientos productivos e incrementar el aprendizaje y la generación y difusión de innovaciones. Para ello, se requieren políticas para modificar la estructura productiva, es decir, incentivos distintos de los que prevalecen en la actualidad para que las empresas privadas, junto con el Estado, realicen las inversiones necesarias para diversificar la estructura económica, garantizar un proceso continuo y estable de crecimiento y evitar retrocesos sociales y ambientales, advierte la CEPAL.
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