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Juguemos a bailar, cantar y alegrarnos en homenaje por la vida

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Libros de ayer y hoy

Teresa Gil

laislaquebrillaba@yahoo.Com.mx

 

Estamos de luto y el país permanecerá en duelo nacional hasta el once de septiembre. Las muertes por el Covid-19, que hermanan a todo el mundo, nos unifican en el dolor, pero al mismo tiempo, el homenaje más profundo será recuperar el deseo de la vida y la búsqueda de cambios profundos que resarzan de las grandes pérdidas. Será el mejor aporte. En esas circunstancias, el arte llega al rescate. La tragedia, el drama, el dolor, ceden su triste espacio al otro rostro del ser humano: el anhelo de vivir, la búsqueda de la esperanza, la lucha por emerger hacia un nuevo tipo de vida que refuerce junto con la naturaleza, nuestra existencia. La ONU a través de la OMS, la Unicef y otros de sus organismos se suma a buscar el aporte de la música como ejemplo, para levantar los ánimos y de paso promover a través de plataformas la recuperación monetaria de descargas, e invertirla en estos momentos dramáticos y trágicos.  Ya desde los albores de la pandemia la reacción se dio sobre todo a partir de la música, de los famosos conciertos en balcones, ventanas y postigos. Las comunidades reaccionaron por el instinto de vivir y el teatro, la poesía, la comunicación desde todas las vertientes que tiene la creatividad han aparecido como respuesta. En la CDMX, como muchos ejemplos, está la propuesta de universidades privadas con Quarantunes, promoción de música con cantos de amor y esperanza, con sede en el Tec campo local. Los pequeños barrios son ejemplo de la solidaridad en todo el mundo y aquí, en México, aunque se asoman a cantar lo hacen con canciones extranjeras cuando tenemos tan bella música propia.

 

 

LOS DRAMAS COTIDIANOS NOS CONDUCEN A REFERENCIAS CON EL ARTE

Mientras el país sigue su curso y la batalla se libra con altas y bajas, los sucesos vitales nos hacen recordar la música. El pequeño Dylan Esaú Gómez Pérez, fue plagiado por una mujer hace dos meses y por fortuna, entre otras cosas por el denuedo y lucha de la madre Juana Pérez, logró ser rescatado con vida el pasado 14 de agosto. Su nombre en el hijo de una modesta mujer que vende verduras en un mercado público de Chiapas, nos trajo a la mente al premio Nobel Bob Dylan y la pregunta de por qué una mujer humilde puso ese nombre a su hijito. El músico estadounidense de La respuesta está en el viento entre muchos aportes musicales, fue sometido a escarnio en su momento, por grupitos de intelectuales que consideraban el premio una aberración.  La sacrosanta literatura no tiene nada que ver con la música de un caminante musical, decían. Los antiguos cantores, los poetas de la música hablada que recorrían los caminos ofreciendo alegría, no tuvieron importancia según esa concepción. El rasgado de vestiduras fue mundial entre los llamados ortodoxos y en México ese rompimiento de ropas fue casi similar al que se rompen profanos contra la presencia de Hugo López Gatell. Sea el gran músico el inspirador del nombre del pequeño Dylan, que creemos que si, que lección y que tapabocas para esos intectualoides del conservadurismo.

 

Y MOZART PRESTA SU GRANDEZA EN CUBA, PARA DAR AL BAILE SU TALENTO.

No sé qué pensaría el autor de Cien años de soledad, Gabriel García Márquez sobre Bob Dylan, y sale al recuerdo del Nobel colombiano, ante la muerte lamentable de su gran musa de siempre su esposa Mercedes ocurrida el 15 de agosto. Los grandes que crearon el arte a partir de la convivencia con el pueblo, saben que éste lo puede y debe de usar como a sus intereses convenga. Es suyo, es su aporte. ¿Qué les parece un bailecito movido por el gran Amadeus Mozart, como lo está haciendo el grupo de danzantes de Cuba la Sarahbanda, que dirige el músico Yuniet Lumbida? El mítico Dámaso Pérez Prado al que los infames miraban como un mulato que ponía a bailar con su gran creación el Mambo, fue un hombre versado, de conservatorio y a él se le ocurrió si revisamos su música, la inclusión de los músicos famosos en las expresiones populares que llevaba a los salones de baile. El ejemplo se repite en muchos. Hasta el propio Armando Manzanero rebasa el número de acordes permitidos, para darle un pequeño plagio a Chopin y a otros y ponernos a cantar. Este tiempo  saca lo singular de los aportes populares, como el de la violonchelista gaditana Beatriz González que sale a su balcón con otros músicos a alegrar la vida de sus vecinos andaluces o el caso extraordinario  de un trabajador argentino, que ha hecho famosa su canción Yo me quedo en casa, que lleva miles de descargas y repeticiones y el  de la canción Yo estoy aquí de Pablo Alboran, que descargada en  las plataformas Spotify, Apple Music y  You Tube , generará ganancias que serán donadas íntegramente a la Unicef. El país está de luto, pero en la alegría y respuesta que demos para recuperar la vida, estará nuestro mejor homenaje a quienes se nos adelantaron.

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