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Va el juicio a ex Presidentes

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Silabario de política 

 

Moisés EDWIN BARREDA

 

Día 15 de septiembre. Los hados de la Patria no pudieron fijar mejor fecha para cristalizar el viejo deseo de millones de mexicanos que vivieron o viven con los pies en la tierra: llevar al estrado a los ex Presidentes responsables del atraso del pueblo y de la entrega de las riquezas y territorio nacionales. El pueblo hizo talco el fuero consignado para ellos en la Constitución de 1857, seguramente a iniciativa de políticos corruptos que se sentían acreedores al máximo poder, privilegio conservado aviesamente en 1917.

 

A mi juicio, ni el Poder Legislativo ni –mucho menos—el Poder Judicial, que no lo es por elección –insisto–, pueden ni deben frustrar ese mandato del pueblo, máxime si se considera que la comisión del delito de traición a la Patria invalida el fuero y se les puede juzgar.

La 4T va, con casi nula posibilidad de que la oligarquía la detenga porque su fuerza motriz es el pueblo, prueba de lo cual es que éste le manifestó su voluntad de que ponga de rodillas a esos cinco ex “dignatarios” más corruptos en la historia del país. El segundo peor de ellos y más cercano al presidio es el ya conocido como comandante borolas y reconocido recipiendario de millones de dólares del líder del cártel de Sinaloa. Es el más temeroso de todos. Por eso recurre al manido argumento de que es perseguido político de la 4T. La verdad, él y sus pares sí son perseguidos políticos… del pueblo.

La consulta para el caso y su resultado pueden aceptarse como segunda etapa de la séptima –y última hasta hoy– revolución con el arsenal que son los votos, efectuada en pocas horas de julio del 18; sin efusión de una sola gota de sangre ejercimos el derecho de los pueblos a rebelarse contra gobiernos ilegítimos o traidores, que data de la antigüedad y fue preconizado por John Locke en la segunda mitad de 1600.

Quizá sin proponérselo, al convocar a consulta popular para enjuiciar a los traidores desde el pináculo del poder y para el efecto proponer reformas al artículo 35 constitucional, el presidente AMLO coincidió con el artículo 35 de la  Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución francesa, que reza “Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para el pueblo y para cada una de sus porciones, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes.”

Los millones de mexicanos conscientes demoramos mucho en rebasar al crecido número de los indolentes, los apáticos y los resignados, en gritar “¡basta!” y darnos a la insurgencia para derrocar a la dictadura de partido que detentó el poder una centuria sin mayor sobresalto gracias a que puso en práctica la muy vieja doctrina patriarcal como linimento mitigador del escozor que causaban su inconmensurable corrupción y su autoritarismo.

Hasta 1982 la pridictadura, que tenía bajo su férula a comerciantes e industriales y deficiente sistema nacional de salud, impuso medianos sueldos y programas de estudios que no procuraban razonamiento ni afición a la lectura. En realidad, nos daba migajas y atole con el dedo, manipulando la ignorancia y la ilusión de que pronto las cosas mejorarían y viviríamos mejor. Con demagogia y promesas, nos cegó e impidió que estalláramos porque ese “pronto” demoraba mucho.

El malestar social tanto tiempo reprimido estalló y llegó al clímax en julio del18, al fin el pueblo superó la decepción que lo volvió a doblegar por los fraudes electorales, fundamentalmente el de 1988 maquinado por el perverso carlos salinas de gortari, quien desde 1982 se dedicó a mezclar el conservadurismo tricolor con el blanquiazul para conseguir la Presidencia de la República a como diera lugar y retener el poder tras bambalinas durante casi cuarenta años.

Por los fraudes electorales los ciudadanos se desalentaron y cayeron en el conformismo, la apatía o la resignación y se aferraron a los erróneos conceptos “para qué votar si nada cambia” y “el abstencionismo daña al gobierno”.

La voluntad popular fue traicionada hasta que votamos en masa al único de veras político que como nadie hizo antes, conoce palmo a palmo el país, su gente y sus problemas. Los mexicanos deseábamos cambio de régimen. Lo intentamos siete veces; la tercera con AMLO fue la vencida. La cuarta transformación es fruto de ese deseo profundo. Por eso lo apoya la mayoría del pueblo. Lo saben a ciencia cierta los nocivos oligarcas resultantes de esa mezcla de conservadores.

La 4T va, sin mucha posibilidad de que se la detenga porque su fuerza motriz es el pueblo, prueba de lo cual es que éste le manifestó su voluntad de que ponga de rodillas a los cinco ex “dignatarios” más corruptos de la historia del país. El peor de los cuales y más cercano al presidio es el ya conocido como comandante borolas y reconocido recipiendario de millones de dólares del líder del cártel de Sinaloa.

El seguramente socio de genaro garcía luna, que se le anticipó en disfrutar el presidio, es el más temeroso de todos. Por eso recurre al manido argumento de que es perseguido político de la 4T. La verdad, él y sus pares sí son perseguidos políticos… del pueblo.

Ni el Poder Legislativo ni –mucho menos—el Judicial, que no lo es por elección –insisto–, pueden ni deben frustrar el virtual mandato del pueblo mediante la consulta, a llamar a capitulo a esa quintilla de maleantes de cuello blanco. Además, no olvidemos que la sola comisión del delito de traición a la Patria los despoja del fuero. 

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