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Los apagones en Texas y México: ¿otra amenaza?

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Los apagones en Texas extienden su presencia en el país azteca. Unos apagones que siguen ensanchando la elevada factura que deja el COVID19 en las empresas.

Inmersos en un escenario de excepcional incertidumbre, los fenómenos meteorológicos, los cuales evidencian para muchos ciudadanos y mandatarios en el mundo el cambio climático que vive el planeta, vuelven a poner en jaque a la economía. Si hace unas semanas hablábamos de cómo el petróleo, y el ascenso continuado en los precios de la energía, podía poner en riesgo la recuperación (aquí), las fuertes nevadas en Texas, las cuales han dejado pérdidas millonarias en muchas empresas tanto de Estados Unidos como de su país vecino, México, vuelven a lastrar una recuperación que, ante todos estos sucesos, parece inalcanzable.

 

En un escenario en el que las vacunas, así como la menor incidencia del virus, estaba permitiendo la reanudación de la actividad económica en aquellos países que se habían visto obligados a echar el cierre, los apagones, como en su día ocurrió con el virus y con las medidas de distanciamiento social, vuelven a paralizar la actividad económica en muchos puntos del país, así como del país vecino.

Y es que, aunque solo hablemos de la paralización de Texas, debemos saber que dicho estado se posiciona como el mayor productor de energía de todo el país. Solo el estado de Texas, de acuerdo con los datos que ofrece la Agencia Internacional de Energía (por sus siglas en inglés, IEA), produce el 41% de la producción petrolera en el país. En este mismo sentido, Texas produce el 25% del gas natural que se produce en Estados Unidos, así como cerca del 28% de la energía eólica. 

Esta capacidad con la que cuenta Texas, doblando la producción energética que produce Florida, el segundo estado en el ranking, llevó al estado a aplicar una regulación que aislaría su red eléctrica de la del país. Una desregulación que, si bien favorecía a los consumidores en fechas en las que la producción satisface la demanda, de la misma forma provoca un fuerte incremento en los costes cuando la demanda se mantiene constante, o se incrementa, pero la oferta, por el motivo que sea, no puede incrementarse. Una situación a la que hemos llegado en estos momentos, con fuertes oleadas de frío que, habiendo disparado la demanda, han inhabilitado las plantas productoras; de esta forma, dejando sin suministro y, por ende, sin capacidad de operar a muchas empresas.

Los apagones provocan pérdidas millonarias

Lo ocurrido en Texas, teniendo en cuenta todos los daños, así como otros costes que deberán afrontarse, suponen, de facto, un gasto superior a los 50.000 millones de dólares para el país anglosajón. Teniendo en cuenta esta situación, Joe Biden ya se ha manifestado públicamente y ha declarado el estado de emergencia en el estado. Gracias a ello, se movilizará capital del presupuesto estatal para afrontar esta situación. Pues hablamos de que las nevadas que aquí se produjeron afectaron a más de medio millón de hogares en el país, con las consecuencias que esta situación tiene para estos.

Además, esta incapacidad de suministrar energía a las empresas del propio estado, así como a las de aquellos países que, como México, importan la energía de este estado, ha acabado provocando pérdidas millonarias para todos estos empresarios. Unas pérdidas millonarias que se suman a las que estos ya registraban por la incapacidad de generar actividad económica en un escenario en el que el virus impedía cualquier contacto social. Pues hablamos de una situación en la que las empresas siguen ensanchando la factura que les deja el COVID, con fenómenos que, como el presente, siguen lastrando y comprometiendo la debilitada situación financiera que presentan muchas empresas por la incapacidad de poder operar con normalidad en meses pasados, y en la actualidad.

Sin embargo, debemos saber que estas pérdidas también se extienden al país vecino, muy dependiente de la energía proveniente de los Estados Unidos. En este sentido, México es uno de los principales compradores de gas natural con los que cuenta Estados Unidos. Un gas natural que sirve para generar alrededor del 60 % de la energía del país, teniendo en cuenta que el 80 % proviene de Estados Unidos, de los campos productores de Texas. Como vemos, una peligrosa dependencia que deja en fuera de juego a un país que, a diferencia de los Estados Unidos, no puede apoyar, de la misma forma, a los ciudadanos y empresas afectadas por el temporal.

Y no hablamos, precisamente, de pérdidas leves. Así, las pérdidas estimadas, solo para la industria y la manufactura de México, por cada hora que no tienen suministro de electricidad, ascienden hasta superar los 200 millones de dólares. Si tenemos en cuenta las pérdidas acumuladas hasta el martes, estas ascendían a más 2.700 millones de dólares. A esto debemos añadir que, por cada día que pasa, estas deben abonar más de 68 millones de dólares en salarios que no se rentabilizan por los apagones. Y hablamos solo de un sector, pues cuando se extrapola el análisis a otros sectores como la industria automotriz, precisamente una industria que contribuyó en el impulso económico que vivió el país tras el confinamiento, las pérdidas por la paralización de la producción son desoladoras.

¿Es necesaria una transición energética?

En los últimos meses, y especialmente desde el inicio de la pandemia, ha vuelto a saltar a la palestra un debate que, desde hace años, se viene gestando en las instituciones públicas y los principales centros de pensamiento y universidades. La transición energética, como herramienta para transformar la economía, parece uno de los principales objetivos a cumplir en los próximos años. Un debate que vuelve a situarse en la tribuna pública, ante los últimos sucesos que está viviendo el planeta, y las consecuencias que están teniendo estos en el territorio, en la población, así como en las empresas. 

Así pues, los fenómenos meteorológicos que pretenden evidenciar un cambio climático cada vez más acusado parece que están surtiendo efecto en el pensamiento de los principales gobernantes en el planeta. El mismo Joe Biden, por ejemplo, tras ser investido como el nuevo presidente de los Estados Unidos fue uno de los primeros mandatarios que, en el escenario actual, propuso iniciar dicha transición y sumarse nuevamente al tratado que recientemente abandonaba el país en manos de Donald Trump, tratando de mitigar los efectos de un cambio climático al que su antecesor no pudo, o no quiso, escuchar. 

Sin embargo, y al igual que lo hacía su antecesor, muchos son los mandatarios que ven en esta transición un riesgo para la población. Los apagones en Texas, el primer productor de petróleo y gas en el país, han generado la crispación entre republicanos y demócratas. También en México, donde Andrés Manuel López Obrador (por sus siglas, AMLO) y oposición debaten sobre las causas de dichos apagones. Y es que, a la espera de conocer qué ha pasado realmente, muchos son los gobernantes que han utilizado estos apagones para cuestionar la capacidad de estos combustibles limpios para sustituir a los tradicionales.

En resumen, lo ocurrido en Texas es la muestra de que, como ocurrió con la pandemia, la falta de previsión conlleva costes asociados. Podemos transitar hacia un nuevo modelo energético, y Texas, siendo el superproductor energético del país, es ejemplo de ello. Sin embargo, su falta de previsión y preparación ha acabado derivando en una situación de incapacidad. En este contexto, se está acentuando un deterioro que, de seguir así, podría hacer de esta recuperación, una recuperación más tardía.

 

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