Bolívar Hernández
La vaca filósofa
Esta magnífica novela de Jose Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, narra el drama humano de no poder ver el mundo que nos rodea. Pero no me referiré a esa novela por hoy, trataré otro tema semejante.
Escribiré sobre la “Obnubilación”, esa pérdida pasajera del entendimiento y del no darse cuenta con claridad de los hechos.
Hace un año la Organización Mundial para la Salud, OMS, declaró el 11 de marzo del 2020, que se propagó a nivel mundial el “coronavirus”, como una pandemia planetaria.
El coronavirus es un enemigo invisible y mortífero. Que vino a demostrar fehacientemente que tan vulnerable es el ser humano en materia de salud.
El planeta vive un periodo geológico denominado “Antropoceno”, en el cual el hombre es el factor determinante para el cambio climático con sus acciones del desarrollo económico.
Grandes incendios en todo el mundo por el calentamiento global, y también el deshielo de los polos. Ciclones, tornados, tsunamis, contaminación del agua, aire y tierra, son los efectos del actuar del hombre sobre la naturaleza.
Por eso aparece en el escenario mundial una niña sueca, Greta Thunberg, nacida en el 2003, y que le da la vuelta al planeta en defensa de la Tierra. Inclusive habla ante la ONU y se entrevista con líderes mundiales. Oídos sordos ante los reclamos de una niña autista.
El mundo post pandemia es un planeta que no imaginamos todavía.
Es el momento de la aparición de visiones catastróficas y apocalípticas. La negación de las ciencias y el predominio de la fe religiosa.
Surgen por todo el mundo los “Negacionistas” , que son grupos de individuos que niegan la existencia de los fenómenos naturales, sociales, médicos, etcétera. Y que sustituyen los hechos reales con supercherías.
Entre ellos destacan los “Terraplanistas”, que afirman que la Tierra es plana y no esférica. Si CopÉrnico viviera se vuelve a morir de la impresión en pleno siglo XXI. Estos grupos actuales se asemejan a aquellos qué decían hace siglos que la Tierra era plana y era sostenida por cuatro elefantes gigantes.
Estos mismos individuos afirman que el “coronavirus “ no existe y que es un invento de la ciencia. Creen que fue “fabricado en un laboratorio” y que de ahí se propagó intencionalmente. Son teorías de la conspiración tan boga hoy mismo.
Las vacunas son otro motivo para declararle la guerra mediática y dicen que no sirven para nada, y que quizás en lugar de inyectar el antídoto se introduce un chip en el cuerpo del individuo para controlarlo a control remoto.
Vivimos tiempos de la post verdad, mundos paralelos, las “fakenews” , y las mentiras obcenas .
Donald Trump es el exponente máximo de estas cuestiones en EEUU. Inclusive sigue sosteniendo que hubo un masivo fraude electoral y que él ganó la presidencia, y junto con él otros millones de estadunidenses piensan igual.
El mundo que viene, el de “la nueva normalidad, no lo podemos imaginar siquiera.
Por ejemplo, la pandemia de la mala llamada gripa española de 1918, mató a 50 millones de seres humanos en todo el mundo. Y no dejó huella en la memoria de la humanidad, se olvidó por completo, absolutamente.
Quizás ocurra lo mismo después de la pandemia del 2020.
Los saldos del coronavirus a un año de distancia de su aparición mundial, son estos:
1.- Los duelos son colectivos por la pérdida de los seres queridos cercanos, padres, tíos, primos , hermanos , hijos, muertos al mismo tiempo.
2.- Pérdidas de la salud, los sobrevivientes se quedan con secuelas en sus órganos, como pulmones, riñones, corazón, etcétera.
3.- Pérdida del empleo, un 15 por ciento de la población mundial perdió su fuente de ingresos. Y la población en situación de pobreza extrema aumentó notablemente inclusive en países desarrollados, no se diga en países pobres donde la miseria era ya un hecho histórico, y que ahora ya se agravó bastante.
4.- Pérdida de confianza en el gobierno y en las personas. Muchos gobiernos por la pandemia han tenido fuertes sacudidas y renuncias de funcionarios por incompetentes. Aparte, los escándalos de los funcionarios públicos por vacunar primero a sus familiares y amigos cercanos y no al personal médico de primaria línea.
5.- Pérdida de confianza en la ciencia médica. Dicen algunos grupos sociales que no saben nada los investigadores de cómo curar la pandemia. Y surgen expertos y charlatanes que afirman tener los remedios efectivos y absolutos para curar todos los males de hoy.
6.- Los epidemiologos inundan las conferencias de prensa en TV de estadísticas, cuadros, graficas, proyecciones y números y más números: el mundo de las cifras y más cifras de contagiados, muertos, recuperados, camas, UCI, y también número de vacunados por regiones, pueblos y aldeas y súper urbes. Hay países tan pobres que no llegan a tener estadísticas confiables y existe una ignorancia absoluta sobre el fenómeno pandemico del coronavirus. Las cifras deshumanizan el fenómeno de salud pública, todos somos potencialmente un número, una cifra en las estadísticas públicas.
7.- La descalificación es la práctica cotidiana de la sociedad, hay enormes desconfianzas sobre los actores y entidades públicas .
8.- Este es el panorama mundial: muchas incertidumbres y muy pocas certezas.
9.- La salud mental de los habitantes del planeta está en riesgo inminente de colapsar. Más estrés y ansiedad, depresión y locura, están a la vuelta de la esquina. Aumentó el maltrato intrafamiliar, a mujeres , niños y mascotas. Y por supuesto el número de rompimientos matrimoniales y su consecuente divorcio están al alza.
10.- Afortunadamente, la nave espacial “Curiosity” llegó por fin a Marte, y el carrito explorador “Perseverance” nos dira muy pronto si hay posibilidades de vida en el “Planeta rojo “ , para largarnos todos para allá, porque aquí este planeta ya lo acabamos de fregar completo todo.
En conclusión estamos a ciegas, tentando a oscuras el panorama, confundidos, extraviados, y solos muy solos en el mundo.
Fin de la historia.
