Yo Campesino
Miguel A. Rocha Valencia
Ser diputado, senador o funcionario público, está comprobado, no implica ser de los mejores, de los más calificados mexicanos para gobernar. Lo que sí enseña, es que para alcanzar esas “alturas”, se deben tener cuates, estar en el momento adecuado, dispuesto a “todo” lo que se le pida en el partido, y llegar hasta la ignominia, renunciar a credos personales, religiosos o éticos cuando así lo reclamen las circunstancias, incluyendo las de ser cómplices de corrupción.
Como se ve, nada de eso tiene que ver con el sacrificio en favor del pueblo ni mucho menos con una vocación de servicio hacia los demás. Eso es mentira y es la primera que aprenden los políticos. Las pruebas de lo anterior, están a la vista, aunque algunos miembros de esa casta divina exijan probar la premisa.
Claro, no todos son malos desde cualquier punto de vista ni mucho menos retrasados mentales, aunque algunos lo parezcan, hay personas brillantes, con ganas de trabajar, de hacer algo por México, pero al final, son ahogadas sus aspiraciones por “el sistema”.
Comentamos lo anterior sin ánimo de ofender simplemente de sentar una premisa que puede ser desmentida incluso con gran facilidad. Nosotros, sólo nos referimos a los hechos que ocurren en el país, a la insistencia de no asumir medidas que se antojan urgentes y que “ahí están”, en la ley, pero parecen no verlas y se van por caminos francamente estultos.
Por ejemplo, escuchamos a diputados convencidos que con el cambio de nombre a la PGR por Fiscalía, las cosas van a mejorar en materia de seguridad, e incluso se asume que los nuevos policías federales (ministeriales) deben ser mejor pagados para que no se corrompan, pues estabilidad económica es igual a honradez y se pone de ejemplo a los Carabineros de Chile o a las de otros países.
“La única forma de perder esa estabilidad, dicen los defensores del teorema, es que incurran en actos de corrupción”. Bueno lo dicen porque aquí, con todo y corrupción, no pierden la chamba.
El punto es que a los nuevos policías hay que pagarles bien para que no se corrompan y el tema es ¿Cuánto sería suficiente? Para nosotros, nunca habrá una cantidad que evite la corrupción, simplemente la puede encarecer.
Porque ¿cuánto gana un juez al mes? Más de lo que puede soñar un jornalero para toda su vida, y no obstante el impartidor de justicia se corrompe por oro o plomo, pero se da el caso como el de generales, funcionarios de alto, muy alto rango, gobernadores, presidentes municipales, legisladores, todos, y no es por pobres.
Incluso el puritano “analista” ex presidente Consejero del IFE Juan Carlos Ugalde lo sabe, ahí hubo corrupción a gran escala, pero él como sus ex colaboradores, siguen chupando la ubre del presupuesto público, abierta o soterradamente.
O el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, quien a dos años pide a sus colaboradores rendir declaración patrimonial, una vez que ya se enriquecieron.
Por eso decir que pagándole bien o muy bien a los policías quedan vacunados contra la corrupción, es una entelequia, una vacilada porque al menos en México, muchos de esos guardianes no viven del salario, sino de lo que el ejercicio del cargo conlleva. No conozco a ningún comandante, jefe de grupo, sección o unidad que sea pobre, al menos no en México.
No hay para que darle tantas vueltas, Procuraduría, Fiscalía o como se quiera llamar al MP federal, lo importante es que desde ahí se ponga el ejemplo, que como en toda autoridad, se aplique la justicia, la ley que juraron defender, aplicar y que simplemente manipulan a su servicio para otorgarse impunidad.
El punto entonces, no es dinero, aunque nadie discutiría si esos funcionarios cumplieran a cabalidad con su encargo, sino de aplicación de la ley, de acabar con el alto grado de impunidad. ¿Pruebas?, revisen las finanzas de todos los funcionarios públicos, de jefes policiacos y al final, a ver quién lanza la primera piedra.
