Entresemana
Moisés Sánchez Limón
Me entero que el ingeniero Fernando Espino Arévalo, diputado local en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y eterno dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte Colectivo, informa que será hasta la semana entrante, a partir del lunes de la resaca electoral en 14 entidades que nada y mucho tienen que ver con la ciudad de México, podrá haber afectaciones en el servicio que presta el Metro a millones de capitalinos.
¡Ah!, porque don Fernando, como mandamás del gremio que labora en el STC-Metro, se desistió del paro de labores previsto para esta semana que fenece, en busca de dos mil 300 plazas que el ingeniero Joel Ortega no le quiere conceder para aliviar la pesada carga de trabajo que tienen los trabajadores sindicalizados y que los obliga a realizar turnos extra.
¿Habrá lana para pagar los salarios de esas dos mil 300 plazas? Ese es un asunto que debe resolver la administración del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que dirige el ingeniero Ortega, aunque vistas las condiciones en que se encuentra buena parte de convoyes e instalaciones, todo indica que el organismo se encuentra en bancarrota, al punto de la inanición.
En este espacio, no hace mucho, se abordó este asunto de las pésimas condiciones en que se encuentra el parque de vagones del Metro que ha impactado en el mal servicio que reciben millones de usuarios.
Sin embargo, esta situación poco espacio tiene en los medios impresos y electrónicos que circulan en la capital del país. Aquellos matutinos y vespertinos que se ofertan en las estaciones del STC-Metro no tienen, ni por asomo, información alguna que aluda a los múltiples retrasos que se registran en la frecuencia de las corridas y mucho menos refieren a los baños turcos en que se han convertido los vagones en estos crueles días de calor infernal, por falta de mantenimiento, porque ya son meras carcachas.
Es posible, solo posible, que el ingeniero Espino Arévalo tenga razón en querer ampliar el número de agremiados del sindicato que administra desde hace varios años y del que, por lo menos no se sabe públicamente, rinda cuentas. Pero, vale insistir si el ingeniero Ortega con el visto bueno del licenciado Miguel Ángel Mancera, cederá a las presiones, a ese chantaje de pasar a joderle la existencia a millones de capitalinos, con paros en el servicio del Metro, y le otorgará las plazas que quiere, pretende, busca, exige.
Porque de ser así, los usuarios del Metro tendremos elementos para exigir mejoría en el servicio. Que se nos diga qué diablos ocurre con el presupuesto asignado al STC porque todo en su estructura es de relumbrón y tiene parches de cartón y vasos desechables, como lo consignó finalmente el diario Reforma en una especia de golpe de pecho porque en su cotidiano escandaloso y amarillo que oferta en las estaciones del Metro, no lo cita ni por error de dedo.
¿Con complicidad y autismo informativo se paga el permiso para vocear y vender diarios en las estaciones del Metro? Bueno, eso es cuestión de arreglos publicitarios, porque los usuarios de este transporte no requieren saber de una denuncia por el mal servicio cuando lo sufren en las horas pico.
Una versión refiere que los retrasos en la frecuencia de las corridas del Metro obedecen a la falta de convoyes, porque no sirven o están en permanente reparación. Contados son los vagones que tienen en buenas condiciones la ventilación, contados aquellos que igual no tienen impresa la presencia de vándalos en sus puertas y ventanas.
¿La línea 12? Se presumió su modernidad, pero es oropel porque en menos tiempo del previsto le han aparecido defectos, y severos. Mire usted, eso que igual publica Reforma de las goteras, no es nada nuevo. Años tienen estaciones en convertirse en regaderas en temporada de lluvias.
Mal servicio y, de paso, hay que soportar a los dueños del Metro, los impunes vagoneros que hacen de las suyas y se han repartido la cuadrícula del enorme mercado cautivo significado en esos convoyes lentos y dispendiosos en agobio. ¿Habrá alguien que meta orden? Seguramente no.
Y la semana entrante puede ser de perros enjaulados cuando el ingeniero Espino Arévalo, que cobra como representante popular y dobletea en calidad de líder sindical del STC Metro, haga efectivo el amago de paro en este sistema de transporte colectivo, en demanda de que le otorguen otras dos mil 300 plazas. Conste.
