Hugo L. del Río
Nuestra burocracia política no tiene imaginación ni, mucho menos, creatividad. Lo de ellos es la rutina.
Desde hace muchos años, escucho la misma mentira: el pago de cuotas no es obligatorio en las escuelas públicas; los directores de los planteles no tienen derecho a negar la constancia de estudios a los chamacos cuyos padres no se pusieron al corriente con los pesos. A los burócratas de la instrucción pública les vale madre si los papás de los educandos están golpeados por el desempleo o los bajos salarios. Las contribuciones no son vinculantes, nos dice todos los días, desde hace varias décadas, la Secretaría de Educación del estado. Pero son palabras al viento. En los colegios, la realidad es otra: o pagas o tu hijo no entra. El canal doce tiene, como invitada especial, a una funcionaria de la SE quien, se supone, está en pantalla para resolver lo que no tiene solución: la contradicción entre lo que dice el titular de la SE y la toma de posición del mero mero petatero de la academia. ¿Desafío de los docentes a la Secretaría? ¿Anemia política del secretario? Nones: esto es el mismo juego perverso del Sistema llevado al campo de la educación: el contenido de la botella no se corresponde con la etiqueta. No creo que los problemas de la enseñanza en una ciudad africana como Monterrey le quiten el sueño o el apetito al tigre Toño: lo de él es la nómina; lo demás es prescindible. Carajo, cientos de miles de familias sudan sangre para equipar a los chavales a fin de que puedan educarse. Lo menos que podría hacer la SE es aligerar un poco el gasto que crea angustia en tantos hogares. Las cuotas, claro; y negociar con quien sea para ofrecer a los chicos el desayuno o la merienda. Con lo que gasta al día el gobernador Medina en publicidad personal podríamos tener las mejores escuelas del mundo. Pero, ¿usted cree que a ellos les interesa eso? PIE DE PÁGINA: Felicitaciones a los bomberos en su día. Son de los pocos funcionarios públicos de quienes se puede hablar bien.
