Política en Movimiento
Angélica Beltrán
Como una semana excepcional, en la Cámara de Diputados se sesionará este miércoles para abordar las respectivas reflexiones de los siete grupos parlamentarios a 45 años de la matanza de estudiantes en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968.
Las bancadas de la izquierda: PRD, PT y MC se pronunciarán, adelantaron, contra el PRI de entonces; responsable del uso de la represión para atacar la protesta estudiantil; que se consideró en su momento un conflicto social y económico, con tintes políticos y en sí una amenaza a la seguridad nacional.
No obstante, sea cual sea el trasfondo de la protesta estudiantil y la consecuente matanza en Tlatelolco; el caso es que al cabo de casi medio siglo nadie en México aprueba –en público— el cómo se combatió a los estudiantes que se enfrentaron al gobierno federal.
Y la postura siempre va a ser de rechazo a esa manera de gobernar un país como el nuestro, que ganó liderazgo en América Latina, precisamente por la defensa a los derechos humanos respecto al resto del continente en las décadas de los 60 y 70.
Así, el 2 de octubre de 1968 ha dejado no sólo una huella en la historia de la represión en México; sino un antecedente negro en la historia de los gobiernos priistas, de lo cual la élite tricolor se ha cuidado hasta ahora de repetir la represión brutal como remedio contra las protestas.
El nuevo PRI con viejos priistas: diálogo y consenso
Con todo y que pertenecen al viejo PRI, los coordinadores parlamentarios en el Senado de la República, Emilio Gamboa y en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, han incluido en su discurso político dos palabras clave para mostrarse dignos de gobernar en un México plural: diálogo y consenso.
Binomio que presente en todas sus respuestas de los coordinadores parlamentarios en la etapa del Nuevo PRI; sobre quienes recae, nada más ni nada menos, que la responsabilidad de las reformas constitucionales que impulsa el presidente Enrique Peña Nieto.
Gamboa y Beltrones, de los priistas de mayor experiencia en el grupo élite del gobierno federal, han pasado el primer tramo de su quehacer al haberse aprobado en el Congreso de la Unión la reforma laboral y educativa. En el tintero está la reforma fiscal, que ya encontró resistencias por parte del PAN y el sector empresarial; y la energética, para la que el PRD une fuerzas en contra de la propuesta federal.
Las armas del Nuevo PRI, las que se ven a diario en el hecho y el discurso son el diálogo y el consenso; con las que buscarán colocar sus propuestas en la agenda nacional.
A 45 años del 2 de octubre México es más plural en lo político y en medios de comunicación
Así, el primer gobierno del nuevo PRI se anda con pies de plomo respecto de las manifestaciones y protestas sociales; el nuevo PRI se ha reprimido así mismo en aras de evitar la represión social, porque eso pesa mucho ante la opinión pública nacional e internacional.
Incluso en el tema de las manifestaciones de las últimas semanas del magisterio, salieron al quite del PRI por un lado la presidencia nacional del PAN, Gustavo Madero, quien propuso el uso de las tanquetas de agua para replegar a los mentores. Y por otro el gobierno local que encabeza Miguel Ángel Mancera, postulado por el PRD, el que dirigió los trabajos para lograr el desalojo del zócalo, ocupado por maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Y es que en estos tiempos, de pluralidad política, de apertura de los medios de comunicación y con elecciones cada vez más reales para elegir gobernantes; sólo con diálogo y consenso es como los priistas en pleno siglo XXI podrán sacar adelante su gobierno emergente; pues en su trayectoria lo ensombrece una mancha imperdonable en la historia del país, la matanza de estudiantes en Tlatelolco.
