Los llamados fetichistas no necesitan más que un juguete, un objeto cualquiera que tenga para ellos cierta representación fetichista. Esta práctica consiste en la excitación erótica, que puede llegar al orgasmo, a través de un objeto, sustancia o parte del cuerpo en particular.
El fetichismo pasó a ser algo más natural entre los amantes que buscan evitar la rutina sexual. Algunos se disfrazan y cambian de roles (por ejemplo, hay mujeres que disfrutan ver al hombre con zapatos de tacones femeninos o envueltos en cuellos de pieles).
El fetichista declara abiertamente que el erotismo está puesto en un objeto que representa el sexo buscado, el placer deseado. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV), el fetichismo está comprendido dentro de las patologías perversas, es decir, un modo anómalo de conducta sexual.
Muchos nuevos pacientes narran que, a partir de tener ciertos temores respecto a preservar su vida sexual del contagio de enfermedades, eligieron esta modalidad conductual porque obtienen placer sin poner en riesgo su salud sexual. Aunque es una excusa sumamente llamativa, puesto que existen diferentes alternativas para la protección sin evitar el sexo o utilizando objetos que produzcan placer.
El fetichismo que se utiliza como herramienta de juego en el ámbito de una pareja para cambiar ciertas cuestiones que se vuelven aburridas con el tiempo. Además, es una conducta que permite a ciertas parejas que no disfrutan de su sexualidad como antes lograr satisfacción. Podría decirse que lo que en otro tiempo se comprendía como una enfermedad psicológica, hoy en día es parte de una conducta para evitar el aburrimiento o promover con la fantasía cierto erotismo.
AMN.MX