Entresemana
Moisés Sánchez Limón
Quizá recuerda usted el escándalo de enero de 2012, cuando dos empleados del gobierno del estado de Veracruz fueron detenidos en el aeropuerto de Toluca, Estado de México, con 25 millones de pesos distribuidos en dos maletas.
Identificados como Miguel Morales Robles y Saíd Sandoval Zepeda, el primero empleado de la Tesorería veracruzana y, el segundo, integrante del cuerpo de seguridad del gobernador Javier Duarte, iban en una aeronave del gobierno de aquella entidad y, al aterrizar la noche del 27 de enero, no supieron explicar para qué era esa lana y de dónde provenía.
Luego se dijo que los 25 millones de pesos estaban destinados al pago de una empresa que participaría en la Feria de la Candelaria, el Carnaval de Veracruz y la Cumbre del Tajín.
Por supuesto, esa fue una explicación aceptada por la Procuraduría General de la República, que devolvió el dinero y asunto archivado, olvidado y enviado al costal de las impunidades. ¿Cargar en dos maletas 25 millones de pesos? ¿Y las transferencias bancarias? En fin, el gobierno veracruzano libró el escándalo mas no la sospecha.
Un caso de transportación de dineros públicos, similar al escenificado por empleados menores del gobierno veracruzano, ocurrió el pasado jueves 30 de enero con una camioneta Suburban del gobierno del estado de Guerrero, que llevaba 20 millones de pesos en fajas de cien y 500 pesos, en 15 cajas de cartón bajo propaganda política del diputado federal guerrerense del PRD, Jorge Salgado Parra, cuyo corazón e intereses laten por la presidencia municipal de Chilpancingo.
Hay otras versiones que niegan hayan sido 20 millones, que sólo eran dos miserables millones de pesos.
Se desconoce la identidad del chofer, pero se identificó como empleado del gobierno de Ángel Heladio Aguirre Rivero. A los agentes federales que le marcaron el alto, de acuerdo con la información disponible podría haber sido en la calzada de Tlalpan, para revisar la camioneta, no supo explicar de dónde y para qué era ese dinero. Además, dijo que seguido hacía ese tipo de viajes. ¿También con cajas cargadas de dinero?
Casualmente, el caso no ha trascendido más allá de una nota informativa publicada cinco días después de ocurrido el hallazgo.
Ha trascendido que esos dineros son parte de los recursos que utilizará o utiliza el diputado federal perredista Jorge Salgado Parra, en esa cruzada personal para gobernar a Chilpancingo. Incluso, la versión más reciente dice que las toneladas de despensas y artículos domésticos encontrados en tres bodegas, que no se entregaron en septiembre de 2013 a los damnificados por los huracanes “Ingrid” y “Manuel”, servirían para la campaña del legislador.
Y súmele usted el hecho de que el señor padre del diputado es el secretario de Finanzas del gobierno del estado de Guerrero, Jorge Salgado Leyva, como para cerrar este círculo de componendas y presunción de ilícitos con dineros públicos.
¿Alguien podrá explicar por qué no ha habido más información en torno de la camioneta cargada con propaganda del diputado Salgado Parra y unos miserables 20 millones de pesos?
¿Alguien podrá explicar a plenitud por qué, en bodegas del DIF, estaban abandonadas despensas y enseres domésticos destinados a damnificados que debieron recibirlas en septiembre del año pasado?
Sin duda, es una tarea de la Auditoría Superior de la Federación, pero igual de la Procuraduría General de la República, amén de un asunto de ética y buen gobierno que, por lo visto, simple y llanamente no ocurre en Guerrero. ¿Será que alguien engaña al gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero y que las despensas no estaban destinadas a la campaña de su hijo, a la presidencia municipal de Acapulco?
En el caso de Veracruz, el gobierno se apresuró a “aclarar” el destino de 25 millones de pesos que iban en maletas para un pago a una empresa, mas no vía transferencia electrónica bancaria, como marca el manual.
En Guerrero no hay explicación fundamentada respecto de las despensas y los dineros encontrados, las primeras en bodegas del DIF y, los segundos, en cajas de cartón en una camioneta propiedad del gobierno estatal que transitaba por las goteras de la Ciudad de México. ¿Será una trama de engaños, medias verdades y medias mentiras en las cañerías de la impunidad? Digo.
