Tópicos Legislativos
Ignacio Álvarez Hernández
Han pasado 20 de años de ese discurso del 6 de marzo de 1994, que conmocionó y cimbró al país y a su clase política, pero que sembró esperanza de mayoritaria población sumida en la frustración, desaliento y desconfianza, y que Luis Donaldo Colosio Murrieta, observó como un México “con hambre y sed de justicia”.
Hace 20 años vio un campo empobrecido, con gran vocación productiva, pero sin arraigar los incentivos adecuados. Habló de trabajadores que no encuentran los empleos ni los salarios que demandan; de jóvenes que enfrentan la difícil realidad de falta de empleo, sin alcance a oportunidades de educación y preparación.
Un México de pequeños y medianos empresarios desalentados por el burocratismo, trámites y discrecionalidad de autoridades, que no ven oportunidades y una economía que ofrezca condiciones más favorables para invertir y crear empleo.
Colosio, pidió no olvidar que sin una mayor justicia, sin una mejor distribución del ingreso, “la economía se debilita y se cierra el camino al crecimiento. El nuevo crecimiento económico tiene que ser distribuido con mayor equidad, con empleos crecientes, con ingresos suficientes. El crecimiento con estabilidad, debe ser para todos los mexicanos. Es la hora de traducir las buenas finanzas nacionales, en buenas finanzas familiares”.
¿Lo habría logrado Luis Donaldo Colosio Murrieta?… Nunca lo sabremos. Una bala bajo sospecha de crimen de Estado, lo impidió, pues su proyecto de una Reforma Social con un decidido impulso al desarrollo a cada una de las regiones del país, pero con democracia, no con decisiones lineales sino con la participación de las comunidades, se quedó en eso, en proyecto, al anunciarse a las 19 horas de ese fatídico 23 de marzo de hace 20 años, el deceso de Colosio, victimado de un tiro en el cráneo en Lomas Taurinas.
Por eso en su aniversario luctuoso que el PRI organizó en la Universidad del histórico Claustro de Sor Juana, con notorias ausencias, como la de Manlio Fabio Beltrones Rivera y Emilio Gamboa Patrón, entre otros, sorprendió que el presidente nacional del partido, César Camacho Quiroz, dijera que pensamiento y obra de Luis Donaldo, son cada día más tricolores y se ha puesto en marcha la transformación del país del México que, indiscutiblemente todos, hemos querido y soñado, pero que desgraciadamente todavía vemos como el México “con hambre y sed de justicia”.
Dijo Camacho Quiroz, que el cambio con rumbo y responsabilidad de inspiración colosista, está al alcance de nuestro esfuerzo, capacidad de convivir y converger. “El futuro está a la vista y el futuro comienza hoy”, dijo el líder priísta, el cual no vemos llegar. Todavía hay un México agobiado por la violencia, bajo crecimiento, desempleo, empleos de baja calidad, un campo empobrecido, informalidad y una justicia social, que con todo y reformas, deja mucho que desear. No es momento de echar campanas al aire, porque en los hechos, ese México de ensueño, ni se palpa, ni se ve.
