Salvador Flores Llamas
Esta vez el Instituto Nacional Electoral no tuvo que esperar dos años para nacer, hasta que los coordinadores de la Cámara de Diputados se pusieran de acuerdo sobre el nombramiento de sus 11 consejeros, porque lo hicieron “en tiempo y forma”, según la socorrida frase de los políticos.
Se notó la mano maestra de un operador, Manlio Fabio Beltrones, líder de los diputados tricolores, que coordinó con acierto a su bancada con las de otros partidos para que el INE no naciera mostrenco, sino con su presidente y sus consejeros completos.
Esta vez el asunto se resolvió de una plumada, y el INE arrancó ya como renovado árbitro electoral y una esperanza de avance en nuestro devenir democrático, un paso más, a los dados desde que desapareció la Comisión Federal Electoral, dependiente de la Secretaría de Gobernación, que era juez y parte para calificar los comicios, y paradigma prolongadísimo de antidemocracia.
Por fortuna los diputados ya se había entrenado acertadamente con el Pacto por México, que dio al país las 18 reformas estructurales, dentro del mejor diseño de políticas públicas, de cambios y transformaciones que se ha dado en México en los últimos 25 años, como explicó Beltrones en el Seminario de Enlace Legislativo, organizado por la Fundación Colosio, en el World Trade Center el 4 de abril.
Coordinado con los líderes de diputados del PAN, PRD y PV, Luis Alberto Villarreal, Silvano Aureoles y Arturo Escobar y con resistencia de los grupos parlamentarios que alardean de intansigencia, conveniencia o consignas, condujo con prestancia la nave cameral.
Se dio el lujo de adelantar la clausura del primer período ordinario de sesiones en diciembre con la aprobación de la reforma energética, la joya de la corona, y sugirió se la promoviera en los congresos estatales para que fuera aprobada constitucionalmente y promulgada por el Ejecutivo antes de finalizar 2013
Mejoró su paso por las LV y LXI legislaturas en el Senado, al lado de sus contrapartes panista Gustavo Madero y perredista Carlos Navarrete.
Y en ambos casos en concierto con su colega partidista Emilio Gamboa Patrón, con quien se ha alternado en los liderazgos legislativos.
Beltrones expuso que en los 16 meses de esta LXII Legislatura se llevaron a cabo reformas tan profundas como nunca antes se habían visto en el país, producto no nada más de mucha imaginación, talento, idea, esfuerzo, sino de la negociación política.
Su larga trayectoria permitió a Manlio Fabio conducir a sus pares hacia logros, que originalmente se antojaban sumamente difíciles; pero los hizo posible el objetivo de beneficiar a México y que el presidente Enrique Peña Nieto, sin miedo alguno, vaya en el sentido correcto de modernizar el presidencialismo en nuestro país, en una verdadera transición, según explicó él en el acto de la Fundación Colosio.
Avance trascendental que recuerda a Platón decir: La cosa pública requiere del sostén de la política y el convenio, de la audacia y astucia de sus dirigentes (“La República”).
Tres veces diputado federal (en dos líder de su bancada), dos senador de la República (en una coordinador), subsecretario de Gobernación, secretario de gobierno y gobernador de Sonora, miembro del CEN del PRI y líder de la CNOP, han sido algunos de sus cargos relevantes, que lo han provisto de feeling y experiencia políticos invaluables.
Sus frecuentes declaraciones a los medios informativos, su disciplina partidista, el tacto para guiar la tarea legislativa y ubicarse en los sitios que corresponden, le ganan relevancia en el quehacer político nacional, acorde con la sentencia del politólogo de Turín, Norberto Bobbio: la democracia se nutre con la capacidad y visión de los líderes para avanzar en los proyectos en favor del país (“Ensayos sobre la ciencia política en Italia”).
No por nada en el World Trade Center, Manlio fue recibido y despedido con aplauso de legisladores priístas de toda la República, puestos de pie, como el político profesional que es y uno de los más cuajados del México actual.
