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La función del secre: Agasajar a quinceañeras

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La función del secre: Agasajar a quinceañeras

Hugo L. del Río

 

 

Se lució Federico Vargas. Y eso que no bailó. Vaya papelón el que hizo el joven secretario de Desarrollo Social del gobierno medinista. Ahora el señor entiende que su función consiste en agasajar a quinceañeras: foto en el Parque Fundidora con todas y cada una de las niñas en edad de merecer.

 Y luego, traslado en masa a un club social de la Villa de Guadalupe (desde que gobiernan Ismael Flores y César Garza dejó de ser ciudad) donde las peques, sus chambelanes y legiones de parientes bebieron y comieron a expensas del erario. Supongo que el precio de los vestidos largos, los zapatos de tacón alto, los trajes, camisas, corbatas y calzado de sus parejas, además de los platillos –doy en pensar que no les ofrecieron frijoles y tortillas ni sodas coloradas— y bebestibles corrieron también por cuenta de nuestro dinero. El tal Vargas quiere ser gobernador. Y participa en el maratón de los mil kilómetros junto con otros cientos de corredores de uno y otro sexo, de ésta o aquella fracción de la aplanadora bicéfala PRI-PAN. Y para ganar, primero, la candidatura, y después la sillita, a Federico no se le ocurrió hacer su chamba, pero sí pensó en ofertarles baile, cena, fotos y supongo que vestuario a las jovencitas. El secretario del gabinete medinista dice que sólo se gastaron 150 mil volovanes: que la marmaja gorda la aportaron unos ángeles con figura humana y manos largas de contratistas. Bueno, México no es un país surrealista: México es el surrealismo, de suerte que, no lo dudo, habrá alguien que se lo crea. Vargas equivocó la profesión: qué desarrollo social ni qué nada: lo suyo es bailar, hacerse lustrar las botas, sonreír, decirles a las muchachitas que son bellas y maravillosas y darse de abrazos con los padres de las criaturas. Y, claro, jugar a ser el tío más simpático y bondadoso del orbe. Hemos visto muchos despropósitos en lo que va del sexenio rodriguista, y todavía veremos más. No diré que Federico Vargas se ganó el campeonato de la sinrazón, pero sí puedo afirmar que va en la vanguardia. Al colaborador de Medina se le pueden perdonar muchas cosas: su ausencia de efectividad; su proclividad a ser personaje protagónico de esta o aquella tontería en los medios; su alegría al gastar nuestros impuestos en sandeces. Lo que de plano es imperdonable es que caiga en tanta cursilería. ¿Qué se le irá a ocurrir mañana? ¿Organizar un desfile de nuevoleonesas guapas en tanga? A mi no me miren de lado: yo no voté por Medina. PIE DE PÁGINA. Juana Cavazos, la secretaria de Educación de Nuevo León, va a premiar a no sé cuántos profesores con un viaje a Nueva York para que se doctoren en una vaina que se llama “liderazgo académico”. Quién sabe con qué se comerá eso. Doña Juana viajará allá, desde luego. Con un poco de suerte, descubrirá que hay ciertas diferencias entre Allende y Nueva York, y tal vez se entere de que allá, en las escuelas públicas, los vidrios de las ventanas no están rotos, de los bebederos sale agua y en los sanitarios hay jabón. No cabe duda: los viajes ilustran.

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