27.9 C
Mexico City
lunes, mayo 20, 2024
InicioOpiniónSalud, la gran industria

Salud, la gran industria

Fecha:

Noticias Relacionadas

Lidera Agricultura proyecto del Fondo Mundial para el Medio Ambiente

Apoya la actividad primaria con respeto a los ecosistemas...

CNTE: Demandas, acuerdos y desacuerdos

Utopía Eduardo Ibarra Aguirre “Cabecita de algodón, me partiste el corazón”,...

Sin proyecto de nación, Xóchitl se dedicó a insultar

Francisco Gómez Maza Análisis a Fondo Dos horas no de...

Así de fácil

Juan Chávez

Universalizar la asistencia médica es buen propósito del gobierno de Peña Nieto. La idea cae dentro de la seguridad social que se piensa extender a todos, como supremo derecho.

 

La cuestión espinosa es el altísimo costo que ello implicará para el erario nacional; no habrá dinero que alcance para hacerla efectiva. De esta suerte, los jodidos y la clase media media tendrá que seguir conformándose con una asistencia a medias, aliviadora pero no curadera.

Se dirá que la medicina solo alivia y no cura. Sí, pero se consigue mejoría sustancial con la biotecnología y medicinas caras que se incluye en los tratamientos a la clase económicamente poderosa.

No hay que perder de vista las cadenas de farmacias que cubren todo el país, hasta los poblados más insignificantes, para vender las medicinas caras.

Igual se extienden por todo el territorio nacional las cadenas de laboratorios de análisis y de otros exámenes solo al alcance de los que, en bien de su disminuida salud, gastan y gastan.

Las cadenas de hospitales calificados de cinco estrellas, son igualmente innumerables, aparte de que hay multitud de hospitales, sanatorios y maternidades modestas, para aquellos núcleos de población que tienen escasos recursos pero que prefieren la atención privada a la que el gobierno ofrece en hospitales de la secretaría de Salud o en los del IMSS o el ISSSTE.

Son numerosos los consultorios de médicos particulares. En otras palabras, la medicina privada tiene tanta clientela como los institutos oficiales.

De esta suerte se advierte lo que la salud entraña para el país. Ella está sustentada en la poderosa industria que significan los laboratorios elaboradores de medicinas, las cadenas de farmacias, laboratorios clínicos y de hospitales.

La entrada a un nosocomio cinco estrellas, en un par de días, entraña un gasto de varios miles de pesos, aparte de lo que se cobre por la atención médica. Si se trata de una intervención quirúrgica, por muy simple que sea, los costos, para un ciudadano de a pie son impagables.

A quienes están en tal tesitura, solo les queda la medicina oficial, que se convertirá en un paliativo y en un “aguántese o muérase”, porque no hay dinero en los presupuestos de salud de los gobiernos para que se receten medicinas “cariñosas” al enfermo.

La gran industria, como infraestructura de la salud, no va a dolerse en lo más mínimo frente a los dolores del que no tenga con qué pagar medicinas y atención médica de primera.

Y de veras: soy de los jodidos y me muero de viejo y de los dolores, antes que acudir al Seguro Social, del que soy derechohabiente desde 1950. Pero ya experimenté… y no me quedaron ganas de regresar a la clínica o al hospital que tengo asignados. Prefiero el gasto modesto con un médico que atiende en un consultorio también modesto. Así la llevo, y me río de esa universalidad que Peña Nieto quiere implantar en la salud.

Últimas Noticias

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here