Ágora Deportiva
Jesús Yáñez Orozco
Cuando leí esta declaración se me hizo yo-yo el chon, y no me refiero al titular de la secretaría de Gobernación, Miguen Ángel Osorio:
“La Selección Mexicana de futbol es una fuente de inspiración para todos los mexicanos, que nos une como nación y sociedad”, expresó Guillermo Salvador Boyzo, director de Recursos Humanos de la Policía Federal (PF) durante un homenaje al Tridolor.
Y, sí, hay que decirle al Altísimo: “Perdónalo, Señor, porque no sabe lo que dice”.
Chavita desconoce que la Depresión Nacional es campeona de la derrota.
Solo “inspira” fracaso.
Y crónico.
Nada ha ganado (salvo una medalla de oro olímpica y dos campeonatos mundiales Sub 17, que poco valen, ante los ojos de los barones del baloncito).
Juegan como nunca y pierden como siempre.
Por eso, quizá, el homenaje: campeones del yamerito.
El Tritanic es usado como costosa droga social, para quienes la consumen, vía la telemierda, de costa a costa y de frontera a frontera.
“Los goles convertidos en la cancha son soles en contra de los dominados”, afirma el escritor alemán Gerhard Vinnai, en su libro Futbol e Ideología, publicado en 1971 por Siglo XXI Editores.
Porque los hombres del poder, deben suponer, que a través de destacadas figuras deportivas, se legitiman ante la sociedad. Sobre todo mediante los representantes del deporte más falazmente popular sobre el planeta: futbol.
Así ocurrió antes, durante y después de que los Ratoncitos Diarreicos participaran en el Mundial de Brasil 2014. Su Alteza Serenísima los recibió, con bombo y platillo, tanto den Palacio Nacional como en la residencia oficial de Los Pinos.
Incluso fueron aclamados, con vítores interminables, por el Faraón Nacional, después de su eliminación ante Holanda, con la etiqueta de “no era penal”.
Y es, además, la Oncena Trágica, suculento negocio de los zares de la pelota –delincuentes de cuello blanco y pantalón largo– encabezados por Emilio Azcárraga Jean, dueño de la Telementira, El Canal de las Estrellas.
Fue un espaldarazo a la PF –en otros tiempos llamados cuicos— de parte de la Pesadilla Nacional Televisa, por el descrédito que viven hace mucho –sobre todo luego de la matanza del 2 de octubre de 1968 y el Halconazo del 10 de junio de 1971– las fuerzas del orden, incluido el Ejército Mexicano, en el marco del ajusticiamiento de 22 presuntos delincuentes en Tlatlaya, Estado de México y la desaparición y –todo indica— asesinato, por policías, de 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero.
Porque, seguro, no saben los Roedores Tullidos Piojetes, que hay alrededor de 120 mil muertos en los últimos siete años, en el combate a la delincuencia organizada, que comenzó con Felipillo Calderón y cuya estafeta mortuoria tomó Homero Addams, que habita en Los Pinos.
Lamentable será cuando llamen sus amos a los Ratones Reumáticos con Pata de Palo a promover el ominoso Teletontón: Burdo negocio a través de plagiar el sentimiento de culpa del pueblo ‘mexicasno’ a través del Ojo de Vidrio.
Aunque no todo, aclaro.
La Deserción Nacional –jugadores, cuerpo técnico y directivos– asistió la mañana del pasado lunes a las instalaciones de la PF, en el centro de mando ubicado en el barrio bravo de la delegación Iztapalapa, en la ciudad de México, donde recibió un inexplicable reconocimiento con cohetería verbal de por medio.
Asistieron Justino Compeán, presidente de la Federación ‘Mexinaca’ de Futbol(Femexfut) Miguel Herrera, entrenador de los Ratones Verdejos, Héctor González Iñárritu (director de las Decepciones Nacionales), Frida Martínez (Secretaria General de la PF), en ausencia del Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García y del Comisionado General de la Policía Federal, Enrique Galindo Ceballos.
Como pocas veces, el Piojete apareció con el discurso en papel, todo turulato, desencajado –no le hicieron el examen antidoping antes– leyendo un texto en el que agradeció la invitación:
“Así como ustedes trabajan para brindarle la mejor protección a la ciudadanía”, afirmó, “nosotros trataremos de tener la mejor preparación para brindarle alegría a nuestra afición. Muchas veces no lo logramos. Pero que no les quepa la menor duda que siempre trabajamos para ganar”.
Además sonó anodina cruzada su discurso para –sin rosario, biblia, agua bendita y ajos— coadyuvar a exorcizar la demoniaca serenata de balas y muertos por doquier con la que nos despertamos los mexicanos todos los días.
Y, en el mayor ‘exabruto’ que le he escuchado al Pojitochupasangre los llamó “héroes nacionales”.
¡Sácale las babuchas!
Televiso al fin.
Comentó que sus Piojitos se preparan para un 2015 intenso en el que deberá afrontar los torneos de las copas Oro y América.
Mientras que, Compeán –inefable achichincle de Azcárraga Jean– manifestó que estar aquí con la Decepción Nacional “es gratificante. Estamos viviendo los problemas (crónica violencia) y son ustedes los que resguardan (sic) la seguridad nacional. También en los estadios (de futbol) donde debemos estar pendiente de la seguridad, porque queremos que las familias estén presentes”.
“Día con día estamos viendo en este gran país los problemas que tenemos y si no fuera por ustedes no estarían resolviéndolos (resic)”, agregó el sapientísimo Roedor Perfumado.
Para él, como los políticos, la realidad miente, cuando el país está hecho un mar de sangre.
Tras la ceremonia, el equipo realizó un ligero entrenamiento en el estadio de dicha sede, de cara a los partidos amistosos contra Honduras y Panamá.
Los mandos policiales Guillermo Salvador Boyzo y Frida Martínez dieron la bienvenida a los Roedores Verdejos.
Con orgullo comunicaron a los erráticos practicantes del puntapié de la pelotita nacional que sus equipos, varonil y femenil, ganaron la medalla de oro en la justa Mundial de Policías y Bomberos (WorldPolice & Fire Games), que se realizó del 1 al 10 de agosto de 2013, con la participación de unos 15 mil atletas de 67 países, en Belfast, Irlanda del Norte.
En ese torneo 105 policías-deportistas representaron a México. Obtuvieron 24 medallas de oro, 16 de plata y 13 de bronce. Ocuparon lugar 18 del mundo, sólo debajo de poderosos países latinoamericanos, como Brasil.
La PF participó por primera vez en estos juegos en la justa celebrada en 2009 en Vancouver, Canadá. En el año 2011 los federales participaron nuevamente, ahora en Nueva York, del país de las Bardas y las Estrellas, donde ganaron 20 preseas.
Los uniformados aseguraron que los Ratoncitos Verdes Famélicos son fuente de “inspiración” para todos los mexicanos y cada vez que juegan se convierte en “fiesta nacional”.
Sí, pero de decepción.
La Desesperación Mexicana viajó temprano del Centro de Alto Rendimiento a las instalaciones de la corporación en Iztapalapa, donde policías abarrotaron las gradas de la cancha de entrenamiento y el ambiente fue no sólo de máxima seguridad, sino también de expectativa futbolística.
Todos los jugadores recibieron esculturas, a diferencia de los jugadores -salvo Javier Hernández y Héctor Herrera, que aún no llegan a México- a quienes, además, entregaron una placa, mientras que para gran parte del staff del Tritanic también hubo distintivos.
Al final del evento, jugadores, directivos y cuerpo técnico abordaron la parte trasera de cinco camionetas policiacas para viajar de pie hacia la cancha y mismas en las que previamente habían recorrido las instalaciones.
Algo así como el Ratonmóvil Blindado.
Ya durante la práctica, a un lado de los hangares, los elementos de la PF, celulares en mano, fueron espectadores y silbaron las equivocaciones de los jugadores en el “torito” de calentamiento.
No faltaron gritos como: “¡Oribe, te amo!”
O: “¡Memo: hazme un hijo!”
No es la primera vez en que la Depresión Nacional acude a eventos o instancias relacionadas con la seguridad del país en momentos álgidos de violencia.
También sucedió después de Sudáfrica 2010, cuando asistió a un juego amistoso en Ciudad Juárez, Chihuahua, y participó en un evento con el entonces presidente, Felipe Calderón.
Por esos días, en entonces Presidente, lanzó un plan de seguridad en dicha localidad que tanta sangre ha regado por todo el país.
Vaya que sí es “inspiradora” la Pesadilla Nacional Televisa… pero de la derrota.
Por eso estamos como estamos.
