Roberto Fuentes Vivar
Con La voz adolorida, nos quedamos Los albañiles de la tecla. Los Periodistas, que usamos El Garabato como señal y como símbolo de no pertenecer al Redil de Ovejas, estamos inertes ante tu muerte siempre prematura.
Esa, la vida que se va, como La gota de agua que tanto te fastidió en tu ingeniería, en tu periodismo y en tu palabra literaria. Desde el Estudio Q, maestro, Compañero, los hijos del Pueblo Rechazado te vemos emprender un viaje en La Mudanza. No quedarás Fuera del Cielo, pero sí seguramente en El Monasterio de los Buitres, alguien dirá Puros Cuentos, para tratar de que Las Grandes Aguas de tu palabra, se vayan a El Infierno. Sí, maestro, hoy fue El Atentado, porque el periodismo y las letras te quisieron conEl amor que mata. Mañana se leerá El Evangelio de Lucas Gavilán, pero ya ganaste el Proceso de la inmortalidad, pues El Juicio lo hizo la eternidad para declararte culpable de La inocencia de este mundo. Te extrañaremos todos. Maestro Leñero.