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Se van personajes y seres queridos

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Acento

Salvador Flores Llamas

El paso inclemente del tiempo se lleva a seres queridos, amigos y personajes que dejan huella en nuestras vidas, el dolor de la separación, la añoranza de los buenos momentos que nos depararon, de la época en que vivieron, de los viajes en que nos acompañaron y de las canciones y películas que enmarcaron sus respectivas épocas.

 

“Sic transit gloria mundi”, dijeron los latinos, (“Así pasa la gloria mundana”).

La ida de Jacobo Zabudlovsky trajo estos pensamientos; controvertido, como fue, diré, a riesgo de caer en lugares comunes, fue maestro del periodismo televisivo y radiofónico e incursionó en el escrito. Recuerdo su paso por “Ovaciones”, mi casa editorial; donde entendió que ése no era su campo por los vericuetos propios de las rotativas, el taller, la hora fatal del “cierre” y la exigencia mayúscula de los voceadores, porque el vespertino de casa tenía venta y penetración récord y fue considerado el diario de la Ciudad.

Eje de ese éxito fue Fernando González Díaz Lombardo, quien adquirió un dominical con nombre taurino (“ovación”), lo convirtió en diario deportivo y de información general, y cuando el Campeonato Mundial de Futbol de Chile (1962, ahí México obtuvo su primer triunfo internacional) lanzó su vespertino para competir con el diario rival “Esto”, que sacaba su “Esto Azul”.

Pasada la justa, Fernando González Parra, respaldado por su padre, como jugando, le dio movimiento, sus cabezas rompían cánones con medidas llamativas, la sugerente “pagina 3”, buena sección policíaca y las columnas “Matarili”, de Mario Munguía y “Escándalo”, de Héctor Pérez Verduzco.

En 1951, al llegar mi familia de Michoacán al DF, estaban en el pináculo Jorge Negrete, Cantinflas (que era michoacano, según me confesó), María Félix, Pedro Infante (tras películas exitosas: “Nosotros los Pobres”, “Ustedes los Ricos” y melodías que llegaban: “Amorcito Corazón”, ”Y si vivo 100 años, 100 años pienso en ti”) y Agustín Lara (quien triunfaba en España, con canciones que compuso a ciudades hispanas sin conocerlas: Madrid”, Valencia”, Granada”), y en menor escala figuraban en la pantalla David Silva, Marta Roth, Tintán, Resortes, Aceves Mejía.

En casa nos sacudieron las muertes espaciadas de mi abuelita materna (Conchita), mi padre Emilio y mi mamá Josefina, mucho tiempo antes que se fueran cuatro hermanos al hilo en año y medio (Rafael, Manuel, José Ángel y Emilio), al grado que voltié al cielo y dije: “Señor, ya retírame los zopilotes”.

Se fueron además amigos estimados, de quienes soy deudor: Dr. Carlos Hernández Esquivel, Fernando Díez de Urdanivia, Alejandro Avilés, Manuel Buendía, Armando Ávila Sotomayor, Manuel Cal y Mayor, Vicente Leñero, Fernando Garza, Manuel Alonso, Jesús Guisa y Azevedo; los arzobispos Estanislao Alcaraz, Manuel Castro, Manuel Pérez Gil, Jesús Tirado y cardenal Posadas Ocampo.   

México cambiaba de agrícola a industrial, con gran concentración de población en el DF, sobre todo en el Edomex, al que llegaban mil gentes al año en promedio y fundaron Ciudad Netzahualcóyotl, llamada en un principio Netzahualodo, por lo imaginable.

Se sucedían presidentes: Alemán (con fama de corrupto, construyó Ciudad Universitaria); Ruiz Cortines, adusto y hábil político; López Mateos (ALM) orador, de buena presencia y fama de mujeriego; Díaz Ordaz, a quien, para sabotear los Juego Olímpicos del 12 de ese octubre, potencias extranjeras, ayudadas por precandidatos presidenciales ambiciosos, le cargaron el 2 de octubre del 68 con muertos e invasión de CU.

Marcó todo un quiebre político y heredó la caterva de izquierdosos que querían chambas oficiales (según Sócrates Amado Campos Lemus, uno de ellos); quienes no las lograron, se erigieron héroes y encabezaban cada año el aniversario del 2 de octubre, “que no se olvida” y dio pretexto al vandalismo, sobre todo con López Obrador de jefe de gobierno.

Si el DF perdió valiosas joyas arquitectónicas e históricas, como el gran convento de San Francisco, ganó en cambio en esos años otras modernas: la Torre Latinoamericana, el Museo Nacional de Antropología, para el que ALM envió al arquitecto Ramírez Vázquez a recorrer los mejores del mundo; la Basílica de Guadalupe, que le encargó Echeverría (LEA) y el Palacio Legislativo, también de Ramírez Vázquez en claro conflicto de intereses, pues lo construyó como secretario de Desarrollo Urbano con López Portillo y dotó de equipo innecesario, como al departamento de TV, que usó mucho tiempo después el Canal del Congreso, ya casi obsoleto, y cargó al enorme presupuesto, cuando “aprendíamos a administrar la abundancia”.

LEA erigió la basílica para invitar al Papa a consagrarla a fines de su sexenio, para que le sirviera de escala al anhelado liderato de la ONU, para el que usó de presentación la Carta de los Deberes y Derechos Económicos de los Estados, cuya promoción lo llevó al Vaticano y en audiencia privada con su familia, dijo a Paulo VI que él tenía un hijo que también se llamaba Pablo y era el VI de ellos, y le achacan la chocarrera pregunta: “Santidad, ¿dónde manda hacer sus guayaberotas” (en alusión a las sotanas blancas de los Sumos Pontífices).

Pasaron a mejor vida Cantinflas (1993) y María Félix (2002) y sus  homenajes en  Bellas Artes con grandes colas de gente recordaron los sepelios tumultuosos de Jorge Negrete (1953) con la canción “México Lindo y Querido”, y Pedro Infante (1957) con “Cariño que Dios me ha dado para quererlo”.

Todo esto lleva a rememorar “el himno nacional de Oaxaca”, Dios nunca muere, de Macedonio Alcalá (1831-1869): “Sé que una nueva luz/ habrá de alcanzar nuestra soledad/ y que todo aquél que llega a morir/ empieza a vivir una eternidad”.

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