Por la Espiral
Claudia Luna Palencia
@claudialunapale
Ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió lo que algunos economistas ya veníamos detectando y anunciando: un cambio de ciclo con una ralentización del PIB global después de poco más de un quinquenio de ser aupado por las economías emergentes.
El reajuste en sus previsiones es de dos décimas, de 3.3% a 3.1% para este año, lo que bastará para que sea mal digerido por los mercados y aprovechado por los especuladores para azuzar mayor volatilidad.
En la clara revisión de la evolución del PIB es América Latina el bloque peor valorado debido a su recalcitrante dependencia hacia los commodities, en la narrativa del FMI la región en vez de crecer marginalmente un 0.5% todo lo contrario bajará varios peldaños hasta un negativo del 0.3 por ciento.
Hora de caerse otra vez de la nube rosada y hacerlo en frío, sin atisbo de reformas, sin atisbo de previsiones y una rémora en las finanzas públicas, en los ingresos por exportaciones, en toda amortización de empréstitos y sus consecuentes réditos.
Venezuela es la nación con el panorama más oscuro una caída esperada del 10% como si las cosas no estuvieran lo suficientemente complicadas para sus habitantes.
México enfriará su PIB: el FMI lo ubica en el 2.5% si bien no desciende sigue siendo una tasa muy por debajo de las capacidades económicas del país azteca así como para satisfacer la demanda laboral y mejorar el ingreso per cápita.
En todo caso amigo lector si es de su interés conocer la evaluación ampliada del FMI
Le invito a que visite
http://ep00.epimg.net/descargables/2015/10/06/0f11dd2fd8ea4f01144c5d6a60ac3639.pdf
A COLACIÓN
En esta columna, en marzo pasado, analizamos la geoeconomía observando cómo el mapamundi económico ya desvelaba sus cuitas mostrando que 2015 sería un año de desaceleración y cambio de ciclo.
Al respecto puntualizamos el paisaje turbio en los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) cada uno con su dramática particularidad y diversos grados de dependencia hacia los insumos y materias primas. La salvedad es que India sigue en expansión.
Otros emerging markets como el caso de México su dinámica está vinculadísima hacia Estados Unidos y su rotación de tasas de interés, de política cambiaria, de expansión o contracción de la demanda, la conducta del consumo; etc.
No hay que soslayar que en este ajedrez de la geoeconomía, la recuperación de unos implica la desaceleración de otros en la medida que se maniobra con la política monetaria y cambiaria como turbinas de aire para mover las hélices del PIB.
Donde unos países venden otros compran, es decir, el superávit de unos es el déficit de otros; donde unos ofrecen mejores tasas de interés con un escenario de recuperación atractivo se convierten en imanes para atraer flujos de capital. Hay furor si el que se recupera se llama Estados Unidos.
Y hay dolor si los que se desmoronan in situ son las economías emergentes latinoamericanas porque de por sí son sociedades con brechas, inequidades de ingresos, exclusión y marginación, todo retroceso es cebarse todavía más en los pobres desprotegidos.
Lo más lamentable es que no se aprende de las lecciones de esta constante espiral de los ciclos económicos a fin de que, en el crecimiento y la bonanza, sean realizadas reformas para reducir las vulnerabilidades y la exposición al riesgo para que, en el invierno económico, ante la baja del ciclo no se padezca tan enorme frío.