Columnaria
Juan Chávez
Pensaban los diputados despacharse en su sesión del jueves el Presupuesto para 2016.
El propósito era sacarlo hasta morir e inclusive, el presidente de la directiva Jesús Zambrano, dictó un receso, pero en la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, el dictamen no fluía, no fluyó.
La cobija se estiraba y no daba para cubrir la reasignación que los diputados, en la comisión, luchaban por imponer.
Además, los padres conscriptos no entendían siquiera que apenas un 24 por ciento de la billonaria cantidad contenida en el Presupuesto, es programable. Es decir, ni siquiera la tercera parte de los casi 5 billones de pesos –4 billones 780 mil millones, para ser exactos—fue la disputa de las comisiones legislativas en los ajustes.
Fue en los reajustes, sin embargo, donde llegó el jaloneo de la única cobija y la discusión se convirtió en “juego pirotécnico”.
Se marcaron las 2 de la tarde, inicialmente, como hora límite para que los diputados de la Comisión de Presupuesto, presentaran al pleno su conclusión.
Pero el tiempo pasó y pasó. Voló y sin acuerdo, la decisión llegó solita: será hoy viernes que el gasto público del gobierno para el año entrante, se discuta y apruebe, en su caso.
San Lázaro tiene hasta el domingo para enviar al Ejecutivo el Presupuesto. Pero los diputados le apuestan a no perderse el Buen Fin, que justamente empezó hoy viernes y concluye el lunes 16. La estrategia parece que funcionará y en un santiamén, volará el acuerdo diputadil a Los Pinos.
El asunto fue también que pocos comprendieron la reconcentración de recursos en rubros bien definidos, como el caso de la vivienda, por ejemplo, para dar vida a esa “base cero” en que el gobierno de Peña se empeñó en definir al “nuevo” Gasto Federal para 2016.
De todos modos, chúpale pichón: el dictamen presupuestal no estuvo en “cinco minutos”, como presumió vicecoordinador de la bancada priista Jorge Carlos Ramírez Marín, en declaración matutina para contener la ola de preguntas de los inquietos representantes de los medios.
Lástima Margarito… La cobija se estiró a todo lo que da, y no alcanzó. Muchos son los descontentos.