21.8 C
Mexico City
lunes, mayo 20, 2024
InicioOpiniónSalarios y desigualdad

Salarios y desigualdad

Fecha:

Noticias Relacionadas

Lidera Agricultura proyecto del Fondo Mundial para el Medio Ambiente

Apoya la actividad primaria con respeto a los ecosistemas...

CNTE: Demandas, acuerdos y desacuerdos

Utopía Eduardo Ibarra Aguirre “Cabecita de algodón, me partiste el corazón”,...

Sin proyecto de nación, Xóchitl se dedicó a insultar

Francisco Gómez Maza Análisis a Fondo Dos horas no de...

José Dávalos

Como un regalo de Navidad malintencionado, la clase trabajadora recibió el incremento del salario mínimo de 2 pesos 94 centavos. Los trabajadores consideraron que esa cantidad no alcanza ni para comprar un refresco de botella, un huevo, un boleto del metro, o incluso un pan dulce. El aumento al salario no alcanza para un cuaderno, un lápiz o una goma para borrar.

 

Varios trabajadores que fueron entrevistados por separado no dudaron en decir que en plena Navidad, el alza del salario es una grosería, una burla. Como siempre pasa año tras año, no alcanza ni para cubrir los aumentos de los productos básicos que en el fin de año suben como son los frijoles, las tortillas, el jitomate y la leche, entre otros productos.

La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos decidió un aumento de 2 pesos 94 centavos por jornada, sobre el salario mínimo actual de 70 pesos 10 centavos. Es decir, a partir del 1º de enero próximo el salario mínimo será en todo el país de 73 pesos con 4 centavos al día.

Ante este aumento del salario mínimo que resulta ofensivo para los trabajadores y para cualquier persona con sentido común y que pone en evidencia la desigualdad, la opulencia que viven pocas familias en el país, frente a la inmensa mayoría de familias que padecen grandes necesidades vitales.

Ante este aumento que deja a cerca de 6 millones de trabajadores ganando al día un salario mínimo, en tanto que muchos más ni siquiera alcanzan a obtener ese salario. Ante este escalofriante aumento, es importante poner los ojos en datos recientes que nos hacen ver con claridad estos hechos.

Al hablar de los salarios mínimos el Maestro Mario de la Cueva escribió en su obra

“El Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo”, que los salarios mínimos son la protección menor que la sociedad concede a los millares de hombres que conducen una existencia que en muchos aspectos está más cerca de la animal que de la humana, pero con cuya energía de trabajo se cultivan los campos de los nuevos latifundistas salidos de la política agraria de nuestros gobiernos revolucionarios, o se construyen las máquinas, las fábricas y los caminos, los monumentos, y las mansiones de los nuevos ricos, o se multiplican las fortunas de los mercaderes a quienes Cristo arrojó del templo.

Comentaba el Maestro en su razonamiento: No sabemos quién lanzó en el siglo XIX la idea de los salarios mínimos, pero ese sacrílego fue tal vez quemado en las hogueras del liberalismo económico, porque su tesis rompía el dogma de la libertad absoluta del capital para explotar al trabajador.

Se cuenta que Australia y Nueva Zelandia son los dos primeros pueblos que legislaron en la Edad Contemporánea sobre los salarios mínimos; y parece cierto que aquella legislación constituyó una fuente de inspiración para el general Salvador Alvarado en su intento creador de un nuevo orden social para el Estado de Yucatán.

Hablando del sindicalismo, una vez escribió el poeta peruano José Santos Chocano que la conmemoración del Trabajo el primero de mayo se hizo “para los hombres que tienen callos en las manos, mas no para quienes los tienen en el corazón”. De aquellos hombres nació la idea de los salarios mínimos en la Revolución Constitucionalista de Venustiano Carranza; su idea quedó acuñada en la fracción VI del artículo 123 de la Constitución (Texto actual):

“Los salarios mínimos deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”.

La institución del salario mínimo contiene una fuerza constructiva, lanzada al servicio de la superación de los niveles económicos de los trabajadores. De ninguna manera significa un principio de estancamiento de la vida. El mínimo es un punto de partida, desde ahí los trabajadores y los sindicatos pueden luchar y obtener mayores niveles de beneficios para realizar su vida y la de su familia.

El salario mínimo es un derecho humano de la persona trabajador y del grupo social de los trabajadores. Es un derecho humano que no estanca, desplaza a los trabajadores por la conquista de un salario digno, un salario remunerador que vea hacia la cantidad y la calidad del trabajo.

El salario mínimo digno es una meta de los trabajadores y de sus sindicatos.

Últimas Noticias

Artículo previo
Siguiente Artículo

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here