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El Grinch del crédito

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Claudia Luna Palencia
 
El crédito y el financiamiento bancario son el dinamo para que las empresas y familias, como tomadores de apalancamiento en distintos grados de magnitud, lleven a cabo decisiones que tienen que ver con la expansión de su empresa.
Desde la compra de un automóvil a plazos,  realizar la ilusión de adquirir un patrimonio hasta simplemente contar con un medio eficaz como la tarjeta de crédito para diversas compras de bienes o servicios.
Sin embargo, no debe perderse de vista que el dinero de plástico puede convertirse  en una trampa de asfixia para las finanzas personales y familiares. Téngalo presente estas navidades.
Es pertinente detenerse a meditar qué forma de pago conviene más en cada momento en que se requiere ejercer una decisión de compra o de inversión. Hay que aprender a ser un consumidor racional y no un consumidor compulsivo guiado por sus pasiones en detrimento de su bolsillo y de su salario.
En buena medida, la gente acepta y busca el crédito de plástico porque prevalece la idea inequívoca de utilizarlo como una extensión del salario. Una falacia.
Cuando la nómina quincenal o mensual del trabajador es insuficiente para cubrir sus necesidades, muchas veces se recurre al clásico tarjetazo pretendiendo  compensar   el ingreso limitado.
No hay nada más aventurado tanto en la bonanza como en la crisis: creer que una tarjeta de crédito complementa o alarga el salario. Y hay quienes  lo suman con dos o tres plásticos obviando los intereses, los intereses por mora y comisiones.
La posición deudora de cada persona o familia se agrava en la medida que las condiciones económicas, el ambiente interno responde a variables endógenas y exógenas, cambia impactando tanto a la microeconomía como a la macroeconomía.
Los meses de mayor consumo estacional son también los  picos de mayor endeudamiento tanto con el plástico del banco como el de diversas tiendas comerciales y de grandes superficies.
A COLACIÓN
Ningún crédito debe exceder el margen del 30% al 35% del ingreso mensual neto. Es una regla que toda persona debe recordar permanentemente para mantenerse blindado ante cualquier eventualidad, esto es, una crisis económica con sus efectos colaterales.
Por ende, una razón endeudamiento/ingresos mensuales superior al 40% arroja un coeficiente que entre más se acerca a la unidad implica una mayor descapitalización de las finanzas personales, porque no basta entonces con el salario mensual sino que deben buscarse otras formas de ingreso complementarias y fórmulas como  deshacerse de los bienes sujetos a depreciación que primeramente coadyuvan a reducir la tensión sobre de la liquidez personal.
Así es que el termómetro deudor de las personas sube en la medida en que el ingreso va debilitándose contagiado por la fiebre del  pago de varios empréstitos, muchas personas tienen involucrado más del 70% de su ingreso mensual para pagar  lo que deben.
El manejo del crédito, la actitud de las personas frente a éste,  debería ser una lección a la que los bancos dediquen  mayor atención antes de conceder con total parsimonia un financiamiento facilón.
En tiempos de mejor escenario macroeconómico suele suceder que a la oficina y  casas particulares llegan sobres de las instituciones financieras con publicidad para afiliar a nuevos acreditados “llame y se lo concederemos”.
Basta con rellenar los espacios de la solicitud, añadir una copia de la identificación,  copia del último estado de la nómina y del recibo de luz o agua para que el banco autorice la concesión del dinero plastificado.
Estoy segura amigo lector que estos días de fiestas -y de gastos- está a tope de compromisos y que más de una vez alguna tienda le ha ofrecido comprar y diferirlo dándole todo tipo de aparentes facilidades con tal de que afloje. Cuidado con las condiciones de pago.
Mi consejo particular es que lo  piense dos veces, la cuesta de enero iniciará sin paga extra y con recibos llegando al domicilio. La alegría no se compra ni mucho menos el cariño y cuando le lleguen las facturas  le corresponderán pagarlas a usted. 

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