Luis David
Parecería un ejercicio aritmético obvio saber quién gana y quién pierde en estas elecciones cuyos resultados han sido sorpresivos para muchos. Pero hasta entre los que perdieron hay niveles, por ejemplo, la elección del Constituyente para la Ciudad de México estuvo desangelada, no levantó la convocatoria esperada y tiene a un solo perdedor que no logra salir de esa nube obscura –y de contaminación- que lo tiene atrapado desde hace meses, aunque hoy termine celebrando que la Ciudad vota por la “izquierda”. Desinflada y desfigurada resultó la afluencia de votación.
A nivel federal el partido del poder sufrió un revés pero también le generó un área de oportunidad de cara al 2018. Para muchos el Presidente pierde con estos resultados, el posible candidato presidencial también, pero esto va más allá del argumento que la oposición ha querido sembrar en el ánimo queriendo cargarle todo al hartazgo de la sociedad. No es así, se tuvieron esos resultados porque muchos de aquellos que debieron haber trabajado estaban en campaña, dejando solo al Presidente y a su gestión, llevando “agua para su molino” y en su caso desinformando a su jefe, con datos imprecisos, gobernando con percepciones.
Son ellos los que no entienden que no entienden, no es el Presidente como lo señaló alguna vez la revista The Economist, son ellos los que lo han dejado a la suerte, son ellos los que han manipulado la información, ese debería ser el mensaje de estos resultados para que de una vez por todas le entiendan.
En 2017 viene una aduana interesante en el Estado de México, bastión histórico para el PRI, pero también será una prueba de que acusaron de recibido lo que pasó este domingo. Que dejaran de lado el fuego amigo, alianzas y jugadas en contra de sus propios candidatos y con miras a llegar fortalecidos al 2018. Porque lo que imperó en estas pasadas elecciones fue que quienes debieron de trabajar a favor de su partido no lo hicieron, quienes debieron estar apoyando a la actual gestión se desmarcaron en los hechos y generaron un ambiente de poca credibilidad, conscientes de los efectos que podría traer.
Muchos han atribuido estos resultados a un hartazgo social, por temas de supuesta corrupción, por los niveles de inseguridad, por falta de capacidad para comunicar los logros federales; sostengo que no, que esos resultados se deben porque quienes deben estar apoyando a la actual administración federal no lo hicieron, porque en todo caso tejieron alianzas en otros lados y olvidaron las propias, porque ya tienen algunos años que están de campaña, que se han olvidado de dónde está su lealtad, dejando solo al Presidente.
Dr. Luis David Fernández Araya
*El Autor es Economista, Doctorado en Finanzas, Profesor Investigador de Varias Instituciones Públicas, Privadas y Funcionario Público.
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