Columnaria
Juan Chávez
Hasta allá, hasta la elección del sucesor de Peña Nieto, va a botar el que Luis Videgaray haya sido tan comedido con el presidente y haya metido al candidato Trump a Los Pinos.
Fue un acto del más puro “agachonismo” . Trabajó en secreto más de dos meses para ponerle en la mesa a Donald Trump, como el mismo Peña lo había sugerido a su círculo cercano en vuelo a Chile en junio pasado.
Todo se conoce ya puntualmente, tal como sucedió y el candidato republicano, no se sabe si en mofa o en serio, calificó la renuncia de Videgaray a la secretaría de Hacienda, como la pérdida, para México, de “un hombre valioso”.
Quizá Trump se veía ya estar negociando con Videgaray el costoso pago del muro que piensa construir en la frontera de 3,500 kilómetros con México.
Como quiera, el evento de doble efecto agarró fuera de base al jefe del Ejecutivo y más al propio Videgaray, que el día del encuentro se puso el saco de “cronista” y transmitió los detalles de la fatídica reunión para noticieros de radio y televisión.
Peña Nieto, ahora, está en la encrucijada de no contar con más presidenciable que José Antonio Meade que por no estar afiliado al PRI representaría un agudo problema si se decide que vaya como “candidato ciudadano”.
Meade no está en opción de hacerle a “El Bronco”, como Jaime Rodríguez lo hizo en Nuevo León y ha anunciado su propósito de repetir “sus” escenarios para la presidencial de 2018.
En la encuesta que en domicilios llevó a cabo Parametría no se cita al nuevo secretario de Hacienda siquiera y aparece, en contrario, Videgaray, muy atrás, por cierto, de Osorio Chong de la Segob.
El Partido Revolucionario Institucional, si en verdad hay que desaparecer totalmente la influencia nociva de Videgaray, tendrá que cambiar de líder y mandar a la calle a Enrique Ochoa Meza, un hombre, de los muchos que el videgarayazo empezó arrastrar el mismo día de la dimisión.
El efecto Videgaray es de una “cruda” que se va a prolongar, para el peñismo y el priismo hasta el mismo 2018.
Por lo pronto el único que no tiene candidato visible es el PRI, aunque Parametría lo esté ubicando en las preferencias electorales, principalmente por el “voto duro” que la encuestadora asegura “sigue funcionando”, tras detectar la opinión de los encuestados.
Máxime, si es aceptada la baja calificación para el presidente Peña y el crecimiento de México que ha sido menor al esperado.