Juan Chávez
Con el dólar arriba de los 20 pesos, la Junta de Gobierno del Banco de México decide aumentar la tasa de interés interbancaria de 4.75 a 5.25 por ciento.
La victoria de Trump ha incidido también en los movimientos del billete verde hacia arriba.
Pero elevar la tasa de referencia, no va a solucionar los problemas económicos a México y menos va alterar la visión de incertidumbre que presiona a la economía de bolsillo, que es la usual en 99% de los hogares mexicanos.
Ésta, inclusive, se verá afectada con la inflación que la medida adoptada por Banxico coloca en la esquina de los sinsabores que la sociedad se traga todos los días como sapos negros.
La inflación viene, aparte de que los créditos, los que usted maneja con sus tarjetas bancarias, van a incrementar los intereses que cobran. La primera llamada aparecerá en los días finales de este noviembre, cuando le apliquen la “renta anual” a un precio mayor en sus tarjetas de crédito.
Ni modo que con alzas de interés, los bancos van a permanecer de brazos cruzados y absorber las pérdidas que origina el dinero más caro.
Vamos a vivir un alza de precios generalizada.
Ya en el “buen fin” que comenzó este viernes 18 y concluye el lunes 21, el consumidor se encontró con sorpresas desagradables.
Una tienda departamental que en el fin de semana pasado ofreció una oferta de dos ejemplares de un producto por 110 pesos, el miércoles ya había cambiado el ofrecimiento. El artículo simple, sencillo, fue sellado a un precio de 80 pesos. ¿Con qué fin? Sí, usted le atinó: para rebajarlo en un 20% en sus ventas del “buen fin”.
El incremento a la tasa interbancaria se ha hecho tres veces año, en desesperada medida de contener los alzas del dólar y la huída de capitales. Pero no ha resultado como la banca central mexicana pretende.
Y es que, como un espanto al crecimiento económico, no hay una estrategia entre los órganos de gobierno que tienen que ver con las finanzas y la economía en general.
La inflación que se ve venir, como anuncio premonitorio, le va a pegar al consumo. Éste descenderá notablemente en la temporada navideña, cuando por el sentimiento muy metido en los mexicanos, acostumbran vaciarse los bolsillos. Pero esos bolsillos, ya para esa temporada de fin de año, estarán casi secos.
Una sequía agobiadora que, para desgracia, de los que nadan de a muertito en las vertientes de la miseria, se extenderá a 2017 y pueque al 2018.
O sea: con una economía deteriorada, el PRI y el presidente Peña Nieto van a cruzar lo más negro del sexenio que se apaga.