Columnaria
Juan Chávez
En Washington, en el mero corazón del poder y ante funcionarios mexicanos, el país gobernado por el tuitero virulento Donald Trump, se quejó amargamente:
“La droga nos está comiendo por dentro”.
Es, tal vez, la primera declaración de reconocimiento al extremo consumo de enervantes que los estadounidenses llevan a cabo todos los días.
A la confesión, siguió la estadística que da idea del gigantesco problema social que azota a Estados Unidos:
“En los últimos cinco años el consumo de drogas se ha incrementado en 34%”.
En tal posición, al iniciarse formalmente el intercambio de criterios entre los gobiernos de México y el vecino del norte respecto a la revisión y modificación del TLCAN, queda claro que el león no es como lo pintan.
Habrá, en el tortuoso y espinoso asunto de un nuevo tratado comercial para los tres países, incluido Canadá, una agenda no tan rígida como el empresario neoyorkino amenazó en su cuenta tuitera y su falaz e infaltable firma de “órdenes ejecutivas”.
Lo evidente es que ante la delegación mexicana encabezada por el canciller mexicano y su contraparte norteamericana, hubo una demostración de buena voluntad por ambas partes.
Quedó claro también que el tratado es tripartito y que en las pláticas consecuentes deberá participar Canadá.
Los secretarios de Relaciones Exteriores y Gobernación, Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong integraron la delegación mexicana.
Mientras, aquí en el país, concretamente en el Valle de México, la contaminación ambiental nos carcome.
De nueva cuenta, se declaró contingencia para mañana viernes y de tal suerte, se consolidarán cinco días de tal emergencia, como nuevo récord en esas contingencias que paralizan la actividad en una mediatización que necesariamente habrá de reflejarse en los terrenos económicos.
Falta a los empleos y plantas industriales contaminadoras paradas en importante porcentaje, como gasolineras funcionando en un 25% de su capacidad. Un desempleo como efecto inmediato. Luego, la sangría en los bolsillos y frenos a los consumos que son el eslabón principal de la cadena productiva.
Total drogas, ozono y dióxido de carbono están convertidos en los asesinos de la parte norte del continente americana. Algo que un autor de las escrituras antiguas calificaría como paso importante al fatal juicio final. Eso, sin escuchar los trompetazos que la Biblia advierte sonarán allá arriba en los ámbitos de Dios.
