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La inconsistencia de Trump desespera al Partido Republicano frente a las elecciones intermedias

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JONATHAN MARTIN y ALEXANDER BURNS 13 de septiembre de 2017

El presidente Trump utilizó una reunión televisada para advertir que se votaría para expulsar al senador Dean Heller, republicano de Nevada, si no apoyaba la revocación de la Ley de Atención Médica Asequible.CreditStephen Crowley/The New York Times

 

 

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WASHINGTON — La política impredecible del presidente Trump pone nerviosos a los republicanos que se preparan para las campañas electorales intermedias en 2018; una campaña que desata desafíos por la competencia —semejantes a los de Trump en las primarias—, en dos carreras de alto perfil hacia el senado y varias campañas de bajo perfil para la Cámara de Representantes, en tanto que se acelera la salida de un gran número de miembros moderados de la cámara.

La semana pasada, el representante Charlie Dent de Pensilvania, dirigente de la fracción moderada de republicanos en la cámara, anunció que ya era suficiente y tomó el mismo camino de los representantes Dave Reichert de Washington e Ileana Ros-Lehtinen de Florida, que decidieron alejarse de Trump.

Han surgido candidatos que se inspiran en Trump para desafiar a los senadores Dean Heller de Nevada y Jeff Flake de Arizona, dos republicanos que han sido blanco de la cólera del presidente, así como a miembros de la cámara poco devotos de Trump, como es el caso del representante Mark Sanford de Carolina del Sur.

Los republicanos temen que Trump haya renunciado a su papel de líder del partido para asumir en cambio el cargo de su propio movimiento político, y se están preparando para una temporada de elecciones en la que su impopular presidente está haciendo más para perjudicar que para ayudar a los candidatos del partido que aparentemente supervisa.

“Es un culto a la personalidad”, dijo Sanford, quien se enfrenta a una desafío en la elección primaria interpuesto por un legislador estatal al que acusa de ser leal al presidente de forma inadecuada. “En esencia solo está a favor de Trump. No le importan las ideas. Y se supone que los partidos deben basarse en las ideas”.

Estas divisiones tan evidentes entre un presidente y los representantes electos del mismo partido marcan un alejamiento extraordinario de la tradición de la política moderna. Aunque tuvieran desencuentros ocasionales con su presidente, los legisladores sabían que en los momentos decisivos podrían contar con la Casa Blanca para respaldar y recaudar recursos para quienes están en el cargo, ya que tener control sobre un mayor número de curules y escaños serviría para los intereses de ambas partes.

Pero la decisión de Trump de alinearse la última semana con los demócratas del congreso respecto del gasto federal y la ayuda ante el huracán, favoreció la visión de que no actuará conforme a dichas convenciones. La relación entre el presidente y los republicanos del congreso se ha desgastado por el fallo de los legisladores en concretar legislaciones clave, además de los constantes ataques y señalamientos de Trump contra ellos.

En repetidas ocasiones, el presidente ha asegurado a los republicanos que estará activo durante las campañas en favor del partido el próximo año. Pero a los dirigentes republicanos les inquieta que se decante hacia los candidatos que comparten sus peculiares prioridades políticas y su actitud en contra de Washington, además de que el nombramiento de algunos candidatos afines a Trump podría poner en riesgo su control en el congreso. Al cabo del primer año de mandato, Trump habrá pasado el mismo tiempo en su oficina recaudando dinero para su propia reelección que ayudando a las campañas de otros.

Aun así, hasta los republicanos preocupados por Trump señalan que los legisladores deben comprender el apoyo que tiene el presidente de las bases conservadoras de su partido.

 

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El representante Charlie Dent de Pensilvania, dirigente de la fracción moderada de los republicanos en la cámara, es el siguiente en retirarse, luego de Dave Reichert de Washington e Ileana Ros-Lehtinen de Florida.CreditBill Clark/Cq Roll Call, vía Associated Press

 

“Si visitas en este momento los clubes republicanos de mi condado, todos ellos están a favor de Trump”, señaló el representante Tom Rooney, republicano de Florida. “Él es el partido”.

La distancia que alcance a cubrir con su influencia podría determinar algunas de las contiendas de alto perfil en las elecciones del próximo año.

Trump se encuentra en franca guerra contra Flake, quien rechazó al presidente el año pasado y escribió un cáustico libro acerca del “pacto fáustico” de su partido. El brazo político de Trump ha transmitido anuncios en contra del senador Dean Heller, republicano de Nevada, mientras que el presidente mismo utilizó una reunión televisada, que se llevó a cabo en la Casa Blanca con Heller, para advertir que se votaría para expulsarlo si no apoyaba la revocación de la Ley de Atención Médica Asequible (u Obamacare).

Flake y Heller, los únicos dos senadores republicanos en la boleta para el 2018 de estados en disputa, se enfrentan ahora a desafíos en las contiendas primarias interpuestos por candidatos afines a Trump.

“Tenemos la esperanza de que el presidente reconocerá que tener tantos senadores republicanos como sea posible en el senado puede resultarle beneficioso políticamente”, dijo el senador John Cornyn de Texas, el republicano número dos en el senado, y agregó: “Creo que sabe contar”.

A los republicanos también les preocupan las omisiones del presidente en cuanto a otro senador en el cargo: Strange. Trump respaldó a Strange, a quien se designó para sustituir en el senado al actual fiscal general Jeff Sessions, poco antes de la elección primaria para senador el mes pasado. En aquel momento, el presidente afirmó que haría campaña junto con el senador antes de la segunda vuelta el 26 de septiembre.

“Se ofreció a hacer lo posible por ayudar”, dijo Strange el día previo a la primaria.

Pero ahora que Strange está sumergido en una complicada contienda contra Moore, Trump ha guardado silencio. Stephen Bannon, exestratega en jefe del presidente, le pide a gritos a Trump que se aleje de Strange, mientras que algunos funcionarios de la Casa Blanca aconsejan al presidente que tenga cuidado de no desperdiciar su capital político en un candidato que podría perder, de acuerdo con un alto funcionario del gobierno actual.

El martes 5 de septiembre, en una llamada telefónica con Trump, Strange se refirió a una entrevista de radio en la que participaron Moore y Laura Ingraham el mes pasado, en la que Moore afirmó que el presidente estaba separado de su base y sugirió que Jared Kushner, el yerno y consejero del presidente, estaba detrás del apoyo a Strange, de acuerdo con un republicano que estuvo al tanto de la llamada.

No obstante, todavía tendría que funcionar el intento de convencer al presidente de programar un viaje a Alabama: Strange, quien basó toda su campaña en el apoyo recíproco entre él y el presidente, le comentó a Trump que una visita presidencial o del vicepresidente podría hacerlos ganar la carrera, pero no ha habido respuesta a su llamado.

Los dirigentes republicanos mantienen la esperanza de que Trump haga una aparición con Strange. A puerta cerrada, están furiosos con el hecho de que se les asocie con un personaje tan contrastante como Moore, a quien retiraron de su cargo como presidente de la Corte Suprema del Estado por haberse rehusado a retirar un monumento a los Diez Mandamientos, y les da rabia no poder contar con Trump ni siquiera para apoyar a uno de sus más leales funcionarios.

La incertidumbre también se apodera de la cámara, en la que la última semana dos republicanos, Reichert y Dent, anunciaron su retiro.

Su decisión, tomada apenas unos meses después de que una partidaria fiel de centroderecha, Ros-Lehtinen, dijera que también se marchaba, ha provocado que los republicanos teman una oleada de retiros para el próximo año. De acuerdo con varios funcionarios del partido, el representante Dave Trott de Michigan también contempla retirarse y otro republicano del mismo estado, Fred Upton, podría retirarse o lanzarse al senado.

 

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Trump se encuentra en franca guerra contra Jeff Flake, republicano de Arizona, quien rechazó al presidente el año pasado y escribió un cáustico libro acerca del “pacto fáustico” de su partido.CreditAl Drago para The New York Times

 

“¿Está en riesgo la cámara? Por supuesto”, afirmó Dent.

El anuncio de Dent se realizó un día después de que un candidato a favor de Trump hubiera anunciado sus planes de presentarse a la contienda en su contra. Ese candidato, el representante estatal Justin Simmons, atacó a Dent y lo llamó “cabecilla” de la oposición a la Casa Blanca.

“Me ha sorprendido su forma de actuar desde que el presidente Trump fue electo”, señaló Simmons en una entrevista.

Aunque no han recibido la misma atención que las amenazas a Flake o a Heller, cerca de media decena de republicanos a favor de Trump han presentado contiendas primarias en contra de miembros republicanos de la cámara, acusando a los senadores de lealtad insuficiente hacia el presidente. El brazo de la campaña republicana de la cámara ha comenzado veladamente un esfuerzo de protección a los senadores con un programa llamado “Primary Patriot”.

Mark Harris, ministro de Carolina del Norte, quien se presentará a la contienda en contra del representante Robert Pittenger en una primaria republicana, comentó que los votantes han validado por completo la agenda de Trump del año pasado y que esperan que la fracción republicana del congreso coopere.

“El ciudadano promedio culpa al congreso por no representar los temas importantes para el presidente”, dijo Harris. “Y, en lo personal, creo que tienen razón”.

Trump también dejará huella en las contiendas fuera del congreso al elegir a quién apoyar con su tiempo y su capacidad para recaudar fondos. El representante Jim Renacci de Ohio, un adinerado excomerciante de autos que se lanzó para gobernador, expresó que sacó a colación el tema de su campaña durante una reunión con el presidente en el Despacho Oval y que Trump estaba de acuerdo.

“El presidente siempre ha apoyado a Jim Renacci, porque yo siempre lo he apoyado a él”, afirmó Renacci.

Pero quienes no creen en Trump afirman que el presidente sencillamente no comprende que su propio destino bien podría depender del éxito de los candidatos de su partido.

Los congresistas republicanos “están luchando con todos los problemas que les causa los temas importantes para Trump”, dijo Josh Holmes, lugarteniente de alto rango de McConnell, mientras “tienes una minoría democrática que no hace nada más que intentar destituir al presidente”.

La frustración republicana se desbordó esta semana luego de que Trump atacara a su propio partido a propósito del acuerdo fiscal y luego voló en el Air Force One con la senadora Heidi Heitkamp a Dakota del Norte, donde prácticamente le entregó a la demócrata un anuncio publicitario para su reelección el próximo año, al alabarla por ser una “buena mujer”.

Se trató de una vívida imagen de lo inconstante que puede ser su entusiasmo por los republicanos. Al enfrentarse a la decisión de ayudar a su partido a debilitar a un demócrata vulnerable o acceder a las demandas de un demócrata que se ha portado amable con él, y cuyo apoyo le sería útil para el ajuste fiscal, Trump opta rotundamente por la segunda opción.

 

CONGRESO DE ESTADOS UNIDOSDONALD TRUMPGOBIERNO DE DONALD TRUMPPARTIDO REPUBLICANO

 

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