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Ocurrencias, no; estrategia distractora

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Perfiles Políticos 

Francisco J. Siller 

En algún momento el presidente López Obrador tuvo que darse cuenta que la rifa del Avión Presidencial era un imposible. El primero de muchos obstáculos es la deuda que aún se tiene con Boeing y su arrendadora y luego, muchos otros de tipo legal que impiden la desincorporación de bienes, así porque si.

 

Eso además del riesgo que existe de que no se vendieran los seis millones de “cachitos” y tuviera que entregarse “el ave de la discordia” a un precio muy inferior a su valor comercial. Ese es el riesgo que se corre cuando se rifa un premio. Había que ponerle “coco” al asunto. Por eso corrió la fecha: del 5 de mayo al 15 de septiembre.

De ahí que surgiera la idea de rifar el avión y sustituirlo por cinco premios de 20 millones de pesos que pagará el Instituto para devolverle al pueblo lo robado y que entregará a los ganadores en 20 “pagos chiquitos”, de un millón por año. Por eso de que la riqueza daña los principios morales. ¿Usted cree?

Ahora se le ocurrió la idea de que cien empresarios tendrán que adquirir el compromiso de comprar (o vender) 400 mil “cachitos”. 40 mil por cada uno, es decir la obligación de generar para la rifa un ingreso individual de 20 millones de pesos. “pues que los regalen a sus empleados o a sus clientes”, dijo el presidente.

Y entre rifas de avión (sin avión) y el tema de los puentes, López Obrador continúa distrayendo la atención desde sus “mañaneras” sobre otros asuntos de gran importancia nacional: Inseguridad, falta de medicamentos y crecimiento económico incipiente, entre muchos otros.

Quien habla ahora del Aeropuerto de Texcoco o de los miles de empleados del gobierno que fueron despedidos, o a los que les bajo el sueldo, o los más de 30 mil muertos en su primer año de gobierno, o de los casi nulos resultados en el combate (que no guerra) contra el narcotráfico. La lista es grande.

No cabe duda que López Obrador es el “rey de la caja china”, con aparentes ocurrencias va diluyendo esos temas que estan en la mente de los mexicanos. No, no son solo ocurrencias. Forman parte de una estrategia de comunicación muy bien planeada para garantizarle un éxito político-comunicativo.

Durante los 18 años de campaña, López Obrador demostró ser un verdadero maestro de la política, tanto que llevó junto con él a las mayorías de Morena a las cámaras legislativas, aunque en esos sitios no haya nadie de su talla. Convenció a millones para que le dieran su voto. Hoy solo falta esperar y ver si da los resultados que de él se esperan. 

Desde su atril mañanero, ha logrado imponer la agenda nacional, a su modo de ver y entender, ha cambiado la dinámica de los medios de comunicación y su modo de informar, rompiendo los esquemas tradicionales, las horas en las que los jefes de prensa, soltaban la información para lograr el mayor impacto.

Y ahora el presidente piensa ampliar sus conferencias de prensa a los sábados y domingos, “para no dejar nada sin responder…”

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