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Obrador y la Libertad de Prensa

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JOSÉ MARTÍNEZ M.

Este domingo 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa. A lo largo de casi nueve lustros de ejercer el periodismo jamás había visto a un gobierno actuar deliberadamente en contra de los periodistas.

 

Obrador ha mantenido una actitud beligerante en respecto a los medios a los que ha calificado de “conservadores”, y de tildar a los periodistas como “zopilotes”, “momias” “chayoteros”, “fantoches, conservadores, hipócritas, doble cara” a quienes, según él, forman parte de la prensa “fifí”.

No me extraña su actitud. Porfirio Muñoz Ledo fue quien lo sacó del ostracismo luego de que el PRI lo relegó de las cuestiones políticas por su carácter pendenciero. Fue así que en 1989 por invitación de Muñoz Ledo, Obrador se incorporó a las filas del incipiente Frente Democrático Nacional que luego daría paso al Partido de la Revolución Democrática.

Harto del PRD por las grillas internas de las tribus perredistas que lo mantenían maniatado, decidió salirse por la puerta de atrás sin siquiera despedirse, salvo unas simples declaraciones sin argumentos para justificar su huida del partido.

A diferencia de él, Cuauhtémoc Cárdenas tuvo la hombría de presentar mediante una amplia carta su renuncia irrevocable tras 25 años de militancia bajo el razonamiento por las diferencias en la conducción de esa organización y en congruencia con sus principios personales. Cárdenas jamás ha proferido un adjetivo en contra de los periodistas, no en balde fue el guía moral de ese gran movimiento al que se sumaron las fuerzas de la izquierda mexicana. Con Obrador las cosas son distintas, creó a Morena como un “partido salchicha”, con todos los desperdicios de la política. El tabasqueño se asumió como el gurú de esos grupos que ahora mantienen una permanente guerra sucia en contra de los medios y de los periodistas.

En las redes sociales opera un amplio ejército patrocinado desde las oficinas de Palacio Nacional para linchar, desprestigiar y calumniar a todos aquellos que critican al Presidente. Voy a poner un ejemplo del que tengo las pruebas.

Hace unos días el escritor Elmer Mendoza, publicó en El Universal el artículo titulado “En serio, Presidente? En ese texto, el escritor refería una crítica con ironía “¿De verdad han domado al Covid-19? Qué alegría”.

Esa crítica caló hondo. De inmediato se pusieron a operar John Ackerman, César Yáñez y el vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas, para desacreditar a Elmer Mendoza, reconocido como un importante exponente de la novela negra, lo que algunas suelen llamar la “narcoliteratura”.

Los tres personajes se confabularon para preparar una “tarjeta informativa” sobre lo publicado por el escritor, quien es presidente del Colegio de Sinaloa, y a quien ubican en la línea “anti Amlo”, la que según, esa triada de funcionarios, la encabezan los escritores Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez-Reverte. El asunto era que uno de los gendarmes o alguaciles de las redes sociales al servicio de Obrador en las mañaneras, le hiciera una pregunta “espontánea” y entonces el Presidente respondería con uno de sus acostumbrados guadañazos de su florido lenguaje.

Me queda claro que las mañaneras son un circo, donde un día sí y otro también los periodistas son sometidos a un linchamiento en el acostumbrado estilo soez característico del prócer de la cuatroté. Con qué cara puede salir el presidente Obrador al escenario para hablar del Día Mundial de la Libertad de Prensa y la libertad de expresión. Por si no lo sabe el tabasqueño esta fecha brinda la oportunidad de evaluar la libertad de prensa a nivel mundial, de defender los medios de comunicación de los ataques sobre su independencia, así como de rendir homenaje a los periodistas que han perdido sus vidas en el desempeño de su profesión.

El día de hoy es una fecha simbólica para los periodistas, de reflexión para ejercer el periodismo con responsabilidad porque el periodismo es un pilar de la cultura de la libertad. Estoy convencido de que el periodismo debe ser un ejemplo de compromiso, de rigor diligente e independencia de criterio.

Consideró como muchos de mis colegas que el periodismo es el mejor barómetro para ver cómo anda una sociedad. Lástima por aquellos que recibieron el beso del diablo y se enorgullecen de ello, al ser los panegiristas de un Presidente proclive al halago y a la auto-exaltación. Como también merece una crítica los medios que incurren en un abuso de su libertad de expresión difundiendo mentiras y que se convierten en una fuente de prejuicios y de odios.

Ahora mismo el periodismo enfrenta nuevo retos, no sólo en el contexto político, sino tal y como se conoció en el siglo XX, la prensa enfrenta una crisis inédita, lo interesante es reflexionar si los medios podrán conservar los mejores valores del periodismo impreso en los sistemas online. Y esto preocupa a los políticos, por la inmediatez y alcance de la prensa en un mundo globalizado donde los conspicuos personajes del poder son sometidos al escrutinio de las masas. En nuestro contexto social y político la prensa vive un conflicto con el gobierno del presidente Obrador.

Como sabemos la libertad de prensa es uno de los principios más sagrados de la democracia, del sistema pluralista y del derecho. Según él -y casi todas las Constituciones democráticas lo consagran como tal- pero ahora los medios y especialmente la prensa grande ha estado sometida a presiones de censura desde el Estado, aunque aparentemente pueden informar y opinar lo que les venga en gana, con el fin de mantener a la sociedad informada adecuadamente sobre todos los problemas que acechan al país y al mundo. Pero esto -ya se sabe- es un mito.

No existe un país democrático en el mundo, donde este ideal se cumpla a cabalidad. Todos los gobiernos -unos con un garrote más grande que otros- limitan la libertad de prensa, utilizan su poder para intimidarla, hacerla servil a sus intereses, tratando de imponerle su línea y poniéndole tabúes para auto-abstenerse de abordar ciertos temas que no desean que se ventilen a la luz pública.

Presiones económicas, amenazas y hasta el asesinato de periodistas considerados indeseables, son los medios utilizados frecuentemente, en México como en casi todo nuestro Continente. Hay que reconocer que los fuertes intereses económicos que también constituyen un siniestro obstáculo para una verdadera libertad de prensa. La gran prensa no se encuentra en manos de humanistas e idealistas, sino de empresarios que manejan sus empresas con fines comerciales y que buscan maximizar sus ganancias. Esa es nuestra realidad y hay que saber el piso sobre el que estamos parados. Por ahora “es cuanto”.

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