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DE FRENTE Y DE PERFIL 

 

RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 

  

Fueron muchos años en que los gobernadores de los distintos estados alzaban la mano para mostrar tímidamente sus aspiraciones presidenciales, sin que nadie los volteara a ver. 

 

 

Desde el centro del país, en la sede de los poderes federales no eran tomados en cuenta y se les minimizaba, principalmente, en los tiempos del poderoso partido único. 

Es cierto que en el pasado existieron Presidentes que pasaron por una gubernatura, pero a la distancia, ya que cuando ganaron la elección presidencial provenía de una dependencia del gobierno federal. 

Todo el siglo XX fue así, con todo y que Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines, habían gobernado sus respectivas entidades natales. 

Hasta Gustavo Díaz Ordaz, los Presidentes sexenales habían pasado por un cargo de elección popular, con excepción de Manuel Ávila Camacho. Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán, los Adolfo, Ruiz Cortines y López Mateos y Díaz Ordaz, todos tuvieron, cuando menos un cargo de elección popular, sea como gobernantes o en el Senado de la República. 

Después los siguientes Presidentes no supieron que se sentía un paso por las urnas, hasta que fueron electos. Luis Echeverría, José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, no pasaron siquiera por una regiduría. Luis Donaldo Colosio parecía le devolvería al Legislativo y a los cargos de elección popular la prestancia de tener uno de los suyos en el Ejecutivo federal, pero fue asesinado. 

Un impulsivo gobernador de Guanajuato, Vicente Fox Quesada, decidió desde la administración estatal lanzarse a la tarea de ser candidato y arrebatar de tajo esa plaza que parecía escriturada a perpetuidad para los candidatos del PRI. 

Fox usó de plataforma el propio gobierno estatal y decidió dedicar más tiempo a buscar la candidatura de su partido, PAN, dejando en manos de su secretario de gobierno el trabajo político y administrativo local. 

Desde el mismo día siguiente de los comicios intermedios, el entonces gobernador de Guanajuato, lanzó su proclama. Fox había sido diputado federal. 

El siguiente Presidente, Felipe Calderón Hinojosa, intentó ser gobernador de Michoacán y quedó lejos en su intento, se fue al tercer lugar de las preferencias electorales. Sin embargo, Felipe ya había sido diputado local y federal. 

Se enfrentó en las urnas a dos ex gobernadores, que, si habían conseguido el triunfo, pero que en la presidencial quedaron rezagados, uno por muy poco y el otro no pintó. 

Seis años después irrumpió Enrique Peña Nieto, cuyo cargo reciente era el de gobernador del Estado de México y antes había sido diputado local. 

El más reciente Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, también tuvo un cargo de elección popular y fue en la propia capital del país. 

Los cuatro más recientes Presidentes de México tienen una coincidencia. Que apenas terminó la jornada electoral intermedia manifestaron sus intenciones de buscar la Presidencia de la República. 

En esta ocasión, nadie alzó la mano, si acaso Ricardo Monreal, por lo que el propio Presidente “destapó” a los que él considera como los caballos del hándicap presidencial. 

En el caso de los gobernadores ninguno de ellos, ni siquiera los del partido en el poder dijeron esta boca es mía. Si acaso algunos mandatarios provenientes del PAN mandaron a sus seguidores a develar sus ocultas intenciones. 

Hasta ahora, los únicos que cuentan con aspirantes identificados plenamente son los del partido gobernante, MORENA. Los demás no se ven por dónde. Si acaso los dos gobernantes de Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro y Samuel García, son vistos con ese talante y los panistas que alguna vez movieron sus fichas, prefieren mantenerse en el anonimato. 

Diego Sinhué Rodríguez prefiere mantener perfil bajo, ante la multiplicación del crimen organizado en Guanajuato y Pancho Domínguez se hizo invisible tan pronto entregó el gobierno de Querétaro a Mauricio Kuri. Francisco Javier García ya no quiere queso, solamente salir de la ratonera ileso. 

El priista Alfredo del Mazo se ve sumamente disminuido y los tricolores pronto se quedarán sin gobernadores. 

 

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