Columnaria
Juan Chávez
Supo construir la aureola que le hizo candidato del PRI a la Presidencia y luego ganador de la misma con más de tres millones de votos de ventaja.
Ese halo de gran político, merecedor de la Silla del Águila, lo fabricó como gobernador del estado de México a un costo millonario, todavía, por desgracia, no cuantificado.
Pero esa aureola, ya como inquilino de Los Pinos, empezó a desmoronársele de tal suerte que ahora, 7 de cada 10 mexicanos “no aprueban su gobierno”.
Hoy, el Congreso de la Unión, clausura el último periodo ordinario de sesiones de la LXII Legislatura y a partir de mañana, los diputados entran a sus cuatro meses sabáticos para entregar curules el 31 de agosto a quienes le sucedan.
También en estos días ha concluido el “taller” que para los coordinadores de comunicación social de todo la administración peñista, contrato el coordinador principal que es Eduardo Sánchez desde la Presidencia, en sustitución de David López que fue el manager comunicador de Peña durante casi 9 años.
El taller lo emprendió una “empresa especializada” surgida de un genio comunicador del Tec de Monterrey.
El curso comenzó a fines de la semana pasada, con calificativos de mensos, estúpidos, pendejos para los comunicadores del gobierno de Peña Nieto.
Lo real, lo cierto, es que la falla en la comunicación, la advertimos desde los estrenos del sexenio que devolvió al PRI a Los Pinos. Un sexenio que, usted ha de recordar, en el mes de enero, apenas a poco más de un mes de haberse iniciado, se inauguró con el incendio de una de las torres de Pemex y siguió, en ese mismo 2013, con las tragedias que los huracanes Manuel e Ingrid sembraron en Guerrero y otras entidades del sureste mexicano.
Después, empezó la debacle que con las matanzas de Tlatlaya y la de Iguala, mal manejadas en el 2014, pusieron en el huracán de la crítica a Peña Nieto y sus colaboradores.
Ahora, el 7 de junio, es probable que le caiga una avalancha a Peña. Sobre todo, porque en los dos años y medio que entonces tendrá en el gobierno, parece que no aprendió a gobernar el país. La aureola, insistimos, ya no está sobre su cabeza.
Peña empezó trastabillando, siguió mal y parece entrar a la etapa de lo peor. Al 7 de junio, si no ha decidido qué hacer con Manlio Fabio Beltrones, el PRI perderá Sonora.
Beltrones, dejará perder esa entidad, a donde mandó, como candidata del PRI, a su pupila consentida si de coordinador del PRI en la Cámara el Presidente lo coloca en el Limbo.
Peña echa la culpa de las crisis que vive a la comunicación, y su coordinador, Arturo Sánchez, que nada sabe de los menesteres de la misma, ha querido resolverlas con un taller sobre la materia.
No hay segunda manos malas, Presidente. Su problema principal sigue siendo el puente comunicador de usted y su equipo con la sociedad, que no existe porque nadie ha sabido construirlo.
Necesita usted gente de tropa, la que se hace desde el mundo reporteril.
Ahí, a nivel de reporteros, está la cocina. No se hacen pasteles en la sala. El periodismo tiene su cocina abajo, en el hábitat natural de los reporteros. En las escalas siguientes –el análisis, la opinión, la crítica, la edición, la dirección—se abreva en lo que los reporteros escriben para la prensa escrita, la radio, la televisión y ahora para el sinfín de portales que existen en la Internet.
