Agora Deportiva
Jesús Yáñez Orozco
Deseaba escribir sobre el paupérrimo, minio, nivel futbolístico de la liguita equis del futbol mexicasno. Pero me abstengo. No hay mucho que agregar. El balompié, reflexiono, es como cualquier religión donde se fanatizan las personas de fe:
Creen en lo que quieren creer, aunque la cotidianidad los remita a su irremediable error.
Caen en el irracional fundamentalismo futbolístico.
No recurren al beneficio de la duda.
Y ante eso no hay argumento posible de reflexión, alimentado por una pátina de cuestionamiento personal: ¿por qué pensamos lo que pensamos?
Porque, al argentinizar los torneos cortos, se copió una realidad que no corresponde al futbol que vivimos y padecemos.
Lo hicieron así los dueños del baloncito en aras del negocio, no de mejorar el nivel balompédico. Los torneos largos, donde el que hace más puntos es el campeón, es una justa justicia deportiva.
Justicia divina.
En el futbol europeo es campeón el club que más puntos hace.
Nomás.
En lo que sí deseo insistir es cómo el deporte, el que sea, reduce el riesgo las adicciones y ayuda a salir de sus garras a los consumidores consuetudinarios. A mí el futbol, sobre todo, impidió que me hiciera mariguanófilo o alcohólico. Sólo fumaba mota y bebía chela de manera recreativa, los fines de semana. Dos veces mezclé y no fue grato el ‘cruce’. Me ilusioné con ser profesional de la pelotita. Jugamos juntos Antonio Degives y yo, con otros brillantes compañeros, en la selección del CCH-Azcapotzalco. Toño militó con Cruz Azul y Pachuca.
Otros, como Isaac Arista, Gerardo López, Danilo Sánchez Mercado llegaron a la reserva profesional de Pumas.
Confieso orgulloso: nunca he fumado cigarro. Suelo tomar una copa de ron, tequila, ‘guiski’ o cerveza después de la comida. Hace más de 40 años que no he vuelto a probar un churro.
A mis casi 60 años suelo hacer hora y media de ejercicio, que en promedio equivalen a correr 15 kilómetros diarios.
Por eso mi cruzada –que no ‘cruzado’– a favor de la despenalización de la grifa. Porque está científicamente comprobado que hacen más daño el alcohol y el cigarro.
Es más: daña más mirar la telemierda duopolica –Televisa-TV-Azteca—que un toque de mota: fomenta el consumismo de chatarra que, incluso, a la larga, llega a matar.
¿Ejemplo?: la obesidad.
Pero, de paso, el deporte sirve también para combatir esta pandemia infantil, donde somos medalla de oro a nivel mundial; y adulta, donde tenemos presea de plata, en el orbe.
Además de que al resto de la población que la practique elevaría su nivel de vida.
Según la página Salud y Medicinas.com.mx, aunque basada en datos que no están actualizados, ofrece una interesante ‘numeralia’ sobre adicciones que dan una idea de qué somos y dónde estamos:
+En promedio, cada usuario consume 1.3 drogas distintas.
+El porcentaje de mexicanos que consume drogas en ciudades es de 5.6 por ciento (2 millones 945 mil 399 usuarios), y en zonas rurales es de 3.3 por ciento (563 mil 242).
+La marihuana es la droga de mayor demanda; hay 2.8 personas que reportan haberla usado por cada uno que ha probado cocaína.
+Las drogas de uso médico, fuera de prescripción, ocupan el tercer lugar de consumo: casi 850 mil personas recurren a ellas.
+Dentro del grupo de fármacos sobresalen, por orden de consumo, tranquilizantes, anfetaminas y opioides.
+El consumo de estimulantes tipo anfetamina, como la “tacha” o “pinga” ha cobrado importancia. Hay más de 55 mil usuarios.
+Unos 62 mil 300 individuos consumen heroína, sobre todo hombres (seis por cada mujer) en zonas urbanas.
+Los solventes e inhalables ocupan el último lugar de consumo.
+El consumo de drogas comienza entre los 19 y 24 años de edad, aunque ocurre antes en hombres (19) que en mujeres (23).
+La edad de inicio, según el tipo de drogas, es de 17 años en el caso de solventes e inhalables; de 18 para la marihuana, 22 para la cocaína y 28 para drogas de uso médico.
+Los amigos son la principal fuente de obtención de drogas (56 por ciento), aunque 30 por ciento de los usuarios las consiguen en la calle.
+En cuanto al género, los varones prefieren en primer lugar a la marihuana y después a la cocaína, mientras que ellas dan preferencia a drogas de uso médico, luego marihuana y en tercer lugar cocaína.
Resulta interesante el esfuerzo de organismos no oficiales y gubernamentales en todo el país que, mediante campañas y torneos, luchan por crear conciencia cómo a través del deporte se pueden combatir las adicciones.
El reto, según yo, es evitar o reducir el riesgo de cualquier consumo consuetudinario de drogas –duras y blandas mediante una actividad física intensa.
De las pocas cosas loables que ha hecho la cúpula de la Federación Mexinaca de Futbol, que encabeza el Dúo Diabólico –Justino Compeán-Decio de María— es el resurgimiento del Torneo de los Barrios, creado por el periódico El Heraldo de México, en 1970.
Fue satisfactorio para mi saber que a principios de 2014 que, con el objetivo de prevenir las adicciones, así como enfrentar la delincuencia y la violencia intrafamiliar entre la población infantil, la delegación Miguel Hidalgo puso en operación las “Clínicas de Futbol Urbano MH”.
Y suena halagüeña la idea, porque en una de las colonias de esa demarcación viví mi infancia y adolescencia, y comienzo de mi edad adulta: la Pensil. Ahí soñé con ser algún día futbolista profesional.
Su titular, Víctor Hugo Romo, destacó que con esta acción se pretende “reconstruir el tejido” social en colonias de escasos recursos donde se registra un alto índice de adicciones, violencia intrafamiliar, delincuencia y deserción escolar.
Explicó que en la Unidad Habitacional Legaria inició dichas clínicas, en las que participaron cuatro equipos conformados por niños que han padecido violencia intrafamiliar.
“A través del deporte contarán con un espacio de integración social y apoyo psicológico para ellos y sus familiares”, afirmó.
Está científicamente comprobado que el deporte de calidad puede cubrir una amplitud de necesidades físicas.
Se suele olvidar que también ayuda al individuo que lo practica a madurar social y psicológicamente.
Como ya sabemos, el consumo de sustancias tóxicas se debe principalmente a la falta de habilidades para la vida, muchas veces por la carencia de amor en el seno familiar. Dejan a los hijos a la buena de Dios.
A continuación se enlistan algunas de los beneficios que nos da el deporte y que nos vuelven menos vulnerables a caer en adicciones:
1) El estar en continua superación mejora la autoestima, generando seguridad al momento de actuar.
2) Ayuda a que niños y adolescente forjen su carácter, gracias a la dosis de disciplina que exigen estas actividades y al coraje que se debe tener para querer superarse día con día.
3) Competir constantemente es una forma de aprender a controlar los nervios y así evitar ataques de ansiedad cuando se enfrentan dificultades.
4) Enseña al individuo a aprender de las derrotas, superando la frustración y volviéndolas oportunidades de crecimiento. De esta forma se evita que el ánimo caiga cuando se tiene un problema.
5) Promueve el trabajo en equipo, generando una convivencia social saludable. Enseña a actuar no solo por beneficio propio sino por el de los que nos rodean.
6) Desarrolla el espíritu deportivo que incluye el aprender a controlar las emociones y a ver el deporte como un apoyo saludable cuando se pasa por situaciones difíciles, evitando así utilizar sustancias dañinas como ‘muletas’.
7) Potencializa la creación y regularización de hábitos saludables, como es el tener una buena alimentación. Además, nos acerca a personas que comparten los mismos hábitos y así disminuye el impacto de la presión social sobre ingerir drogas lícitas como el alcohol y el tabaco.
8) Es una herramienta para que niños y adolescentes puedan formar parte de un grupo establecido y crecer dentro de este. Es una arena donde se puede aprender que el lugar que ocupemos dentro de la sociedad se gana con
perseverancia y esfuerzo.
9) Enseña a tener responsabilidades, tanto con uno mismo como con sus compañeros. Ayuda a entender que se es parte de un núcleo social o un grupo donde las acciones de cada uno, afectan al otro.
10) Hace tomar consciencia de los efectos de tus acciones sobre tu cuerpo, lo que te hace pensar dos veces antes de atentar contra él. Una persona que cuida su figura y mantiene a su cuerpo alejado del exceso de toxinas, difícilmente lo someterá a sustancias que se sabe, son dañinas.
Sin importar la edad, el deporte los dotará con herramientas para enfrentar el día con día y los llevará a vivir de forma más optimista. Cuando hacemos deporte nuestra mente se activa y nuestro cuerpo genera endorfinas, las hormonas que nos mantienen en estado de ‘felicidad’.
Si tenemos en mente estos beneficios, realicemos al menos 30 minutos de ejercicio al día, bajo supervisión médica.
Sí: deporte, el único que hace milagros.
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