Agora Deportiva
Jesús Yáñez Orozco
Hay una corriente sicoanalítica que considera que para que las cosas cambien –y aspiremos a ser mejores seres humanos en todo sentidos o menos perores— hay que movernos de lugar: girar 180 grados, simbólicamente.
De otra forma repetiremos, una y otra vez, la misma historia.
Algo similar sucede con los patrones establecidos en el futbol mexicano hace más de 40 años.
Desde entonces la directa responsable de los “fracasos” del futbol mexicasno es la Telemierda, Televisa.
Es culpable su férreo su control sobre este deporte, por las pingües ganancias que le reporta, casi como perra hambrienta.
Que se combina con la inexistencia de un entre gremial que defienda a cabalidad los derechos de los trabajadores profesionales del balón, que sea un contrapeso a su poder omnímodo.
Ni modo
Obreros del esférico con millonarios salarios. La culpa no es de ellos, tener esas percepciones, sino del patrón.
Simbólicamente desde entonces, parafraseo a Maradona: al balompié nacional le “cortaron las piernas”.
La historia de permanentes decepciones nacionales comenzó a escribirse, en la etapa del balompié profesional, cuando los Ratoncitos Verdes Tullidos fueron eliminados, en 1973, en Puerto Príncipe, Haití, para asistir a un mundial: Alemania 1974.
Un par de años antes se había gestado el Sindicato de Futbolistas de la República Mexicana, cuyo origen fue la ciudad de Guadalajara, sobre todo entre jugadores de Atlas y Chivas.
Los dueños del balón en aquel entonces, mancillados en su estulto honor, sepultaron ese movimiento. Ahí surgió el abuelo del Pacto de Caballeros que rige ahora este deporte.
Todo el comité ejecutivo gremial le fue coartado el derecho al trabajo. Acabaron por ser marginados, paulatinamente, y terminaron prematuramente su carrera deportiva.
El verdugo que realizó las ‘ejecuciones’ –de Antonio Mota, Gamaliel Ramírez, Carlos Albert, entre otros—fue nada más y nada menos que Guillermo Cañedo de la Bárcena, ya fallecido.
Este oscuro personaje fue al maquiavélico cerebro de muchas acciones que permitieron a la Telementira, propiedad de la dinastía Azcárraga, convertirse no sólo en la verdadera conciencia nacional –la real y sacrosanta Secretaría de Educación Pública—sino que dio al traste con el deporte más popular de México: el balompié.
Luego, en el Mundial de 1978, en Argentina, los Ratones Verdejos quedaron en último lugar. De nuevo, para el campeonato de 1982, en España, fueron eliminados en Tegucigalpa, Honduras. En 1986, se jugó en nuestro país. Para Italia 1990, fue marginado a consecuencia de los multicitados Cachirules.
De entonces a la fecha la historia de participaciones mundialistas se ha repetido con matices, donde la constante ha sido una: mediocridad
que, combinada con la explotación del sentimiento patriotero donde al equipo de una empresa privada se le canta el himno nacional y se le viste y reviste con la bandera nacional, es la respuesta a una especie de fundamentalismo deportivo, que raya en el delirio colectivo de individual cada cuatro años.
Sólo ha habido cambios para seguir igual.
O peor.
Aquella frase lapidaria que retumba en nuestros oídosyen nuestros labios es fuego: “jugaron como nunca; perdieron como siempre”, persistirá necia mientras la Telemierda, Televisa mantenga el férreo control sobre el futbol como lo hace cuatro décadas atrás.
Obvio: en contubernio con el poder en turno.
Lamento la eliminación por los chicos y el mismo Piojete. Hicieron un esfuerzo heroico, la neta, pese al trato de “esclavos” que recibe por sus amos. Eso sí me entristeció. Como pocas veces a los largo de casi 36 años como reportero de futbol.
Para ellos mis respetos y admiración.
Llegar a la instancia que lo hicieron tiene su mérito, insisto. Pero era un espejismo: Contra Croacia, pero sobre todo ante Brasil, la suerte los acompañó, sobre todo al octópodo de Guillermo Ochoa.
Sin él ‘seríamos’ nada. Cero.
Me alegra, reconozco, porque el duopolio Telemierda, Televisa-TV-Azteca—no tendrá los mismos elementos para manipular conciencias mediante el mísero baloncito. Sus ganancias será menores para seguirt enfermando la conciencia y el cuerpo del pueblo mexicano.
Porque de alguna manera, igual que los futbolistas, la afición a este deporte también se convierte en ‘esclava’ de los dueños del balón a través de la telepatria.
Porque de alguna manera, el tele-excremento es una suerte de Flautista de Hamelín y nosotros, los aficionados, viles roedores que nos dejamos encantar para vivir el supremo sentimiento que desata la adrenalina: el triunfo.
Ese que está ausente de la sociedad mexicana las 24 horas del día.
Ni más ni menos.
Dos últimas reflexiones:
Una: luego de los mirado ante Holanda, donde requirió sólo de cinco minutos para sepultar la esperanza de 120 millones de habitantes, pienso que los Roedores Tritánicos se acalambraron por miedo al triunfo. Tenían la victoria en sus botines. Y la dejaron ir.
Más que ante el rival, se paralizaron ante sus propios fantasmas.
Dos: cuando la afición grita “¡puto!” al unísono clama a Dios que el portero se equivoque y, en su despeje, entregue el balón a un rival que tendría la puerta del gol abierta.
Según versiones de prensa, especializadas en economía y finanzas la derrota del Dream Team de Televisa, propició que sus acciones cayeran en Wall Street.
Su Alteza Serenísima felicitó a la selección nacional por su entrega, actitud y pasión, tras el Naranjazo recibido.
“A los jugadores e integrantes de @miseleccionmx: México los quiere y felicita por su entrega, actitud y pasión”, escribió en su cuenta.
Minutos antes, había consignado, también, en su cuenta de Twitter: “Gracias por la entrega y por no dejar de luchar @miseleccionmx. Gracias @MiguelHerreraDT. Su país no dejará de creer en ustedes #México”.
Poco antes, cuando México se puso adelante en el marcador con el gol de Giovanni do Santos, Chavita, El Salvador de México, escribió en es red social:
“¡Gran gooool! Eres grande @OficialGio. ¡Vamos por todo!”,
Incluso, el jefe de Gobierno el Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, envió un mensaje de apoyo al equipo nacional.
“Gracias por regalarnos un gran mundial. @miselecciónMX #mam”,
Sí: son porristas oficiales de la Telemierda Duopolica.
Fue significativo Sacapuntas, el miniedotirial de deportes del diario La Jornada:
“El Tri generó más expectativas de las que se esperaban. Ya quedó fuera y no pasa nada.
Pienso agorero: Igual que si hubiera quedado campeón. Sólo ofrecería un fugaz sentimiento de triunfo ante otras irremediables derrotas nacionales: la virtual aprobación de las leyes secundarias energéticas y telecomunicaciones.
Los goles convertidos en la cancha son goles en contra de los dominados.
Más bien son autogoles: país de derrotados: rostro verdadero.
Por enésima ocasión los mariachis callaron, sinónimo de la desgracia nacional.
Estulticia pura.
