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‘Hombres de Negro’: el lado oscuro

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Agora Deportiva

Jesús Yáñez Orozco

Es el lado oscuro de los hombres de negro, los árbitros de futbol soccer –que suelen ser de probeta– siempre ensombrecido por la irremediable duda. Aquí y en la Conchinchina. No se diga en los mundiales de la Mafia-FIFA-Mafufa, donde más se refina la corrupción, corregida y aumentada cada cuatro años.

 

Porque es histórica la frase de un militar argentino, en el marco del Mundial de 1978 –al amparo de la dictadura castrense que dejó 30 mil muertos desaparecidos en seis años– que ganaron los dirigidos por César Luis Menotti:

“Cuando no hay objetivos políticos, suele ganar el mejor”.

En el caso del Mundial de Brasil 2014 todo está ‘planchado’ por la Mafia-FIFA para que el equipo pentacampeón gane su sexto título. Si no lo hace será por incapacidad de los artesanos del Jogo Bonito.

Es decir, la transa, corrupción, violencia, dopaje manipulación de resultados, como moneda de cambio, palabras más menos del ex futbolista Jorge Valdano, conocido “filósofo del dólar”.

Nadie mete las manos al fuego por ellos, los ‘hombres de negro’.

Son, valga la expresión, un mal necesario del negocio multimillonario.

Hay quien los considera ‘sicarios’ en la cancha de la Mafufa-FIFA. Cierto o no: hay innumerables dudas.

Por eso, entre otros motivos, implementó, tibio, el uso de tecnología.

Sólo ante goles dudosos. No más.

Medida pírrica.

Así nos evitaríamos el vomitivo popular: “No era penal” del actor holandés Arjen Robben. Porque, seamos honestos, a los  zagueros del Piojete Team Televiso el silbante perdonó dos penas máximas.

Tienen el eufemismo de nazarenos. Más bien parecen el Anti-Cristo vestidos de negro, por lo general, y pito en la boca.

Son como el cohetero: hagan bien, mal o regular su chamba –deben tener una coraza especial contra las mentadas, esas que nunca son de menta para ellos.

Este martes, un silbante mexicano apodado “Chiquidrácula”—por el parecido con el personaje de la inmunda Chiquilladas, Carlos Espejel– Marco Rodríguez,  dirigirá el juego Alemania Brasil, en la semifinal. Se jugará en el estadio Mineirao de Belo Horizonte. Ya dirigió en Brasil 2014 los duelos entre Uruguay-Italia y Bélgica-Argelia.

Pitó el polémico partido, de la primera ronda, donde Luis Suárez mordió el hombro de Giorgio Chiellini, al estilo de Mike Tyson.

Chiquidrácula” no sancionó falta en el acto, aunque el ariete uruguayo después suspendido por cuatro meses por la crápula-FIFA, al revisar videos de la jugada.

Rodríguez, de 40 años, trabaja en su tercera Copa del Mundo, y en las dos anteriores pitó en dos partidos en cada una.

El mayor escándalo sufrido por el arbitraje mexicano ocurrió en el Mundial de Italia 1990, cuando los Ratones Verdejos de la Telemierda, quedaron fuera por los cachirules.

Entonces, el silbante uruguayo naturalizado mexicano, Edgardo Codesal –-gineco-obstetra de profesión, vinculado estrechamente a la Telementira, Televisa– pitó la polémica final Alemania-Argentina –que podría repetirse en Brasil 2014. Aquella ocasión, los germanos ganaron con un supuesto penalti de Roberto Sensini a Rudi Voeller, cinco minutos antes del final que terminó 1-0, y se tragó el que la zaga hizo a Gabriel Calderón.

La consigna del presidente de la FIFA-Mafia, Joao Havelange, era que por nada del mundo los Maradona Boys podían ganar su tercer título mundial.

¿Motivo?

 Las diferencias entre ambos. “El 10” no se cansaba de hablar, como lo hace a la fecha, de la corrupción que campea en el seno Fifoso-Mafioso.

A Havelange, entre otras cosas linduras ilícitas, se le vinculaba con el tráfico de armas en el mundo, al parecer, en países africanos, así como entre los participantes las Guerra de los Balcanes.  

En una investigación, el periodista Miguel Angel Ramírez, del diario La Jornada, consignó el hecho, así:

“Después del Mundial de Italia, Javier Arriaga (mexicano, presidente de la Comisión de Arbitraje de la Con-caca-f y un cargo en la Federación Internacional del Futbol Asociación) tuvo una reunión con nosotros y nos comentó que la FIFA le puso una condición a (Edgardo) Codesal en el partido de la final: Por ningún motivo podía ganar Argentina”, confesó Jorge Humberto Rojano, presidente de la Asociación de árbitros del futbol mexicano.

De inmediato el presidente argentino, Saúl Menem, declaró: “nos robaron el partido”.

Agregó el silbante que fueron unos 30 árbitros los que escucharon la confesión de Arriaga, quien en 1986 había dejado la Comisión de Arbitraje de la Federación Mexicana de Futbol, tras 20 años en el cargo.

En un reportaje fechado el 3 de octubre de 1999, Ramírez consignó:

Maradona estaba más que decepcionado al concluir el partido. “No va más. Yo solo no puedo luchar contra ellos. Acá hubo mano negra. Lástima que no tenga la certeza para dar nombres y apellidos. Pero un árbitro no puede dejar de ver el penal que le cometen a Calderón y luego dar el penal por la caída de Rudi Voeller… Codesal no encontró mejor solución para sacarnos de la Copa del Mundo que darles ese penal”, dijo la Mano de Dios.

Porque los argentinos no fueron los únicos que criticaron al uruguayo-mexicano.

Así lo consigna el libro Rebelde Con Causa, sobre El Pelusa:

“El diario francés Liberation hablaba de un penal abusivamente cobrado por el árbitro, y la revista Cambio 16, de España, sostenía que Alemania había ganado con la ayuda de Codesal”.   

Todavía se recuerda la osadía de Maradona en la ceremonia de premiación de Italia 1990. No saludó a los dos principales capos de la Mafia-FIFA, Havelange y Joseph Blatter, su actual presidente.

En un despacho noticioso de la agencia italiana de noticias ANSA, fechado el 2 de abril de 1994, consignó cómo el lado oscuro de los hombres de negro de la FIFA-Mafia se ventiló en su propio seno lo ocurrido en el Mundial de 1990:

“Fue el ruso Alexej Spirin quien durante ese campeonato denunció que varios polémicos errores arbitrales no eran casuales y que él debía marcharse del torneo tras la primera ronda, porque no tenía un padrino dentro de la FIFA, así como lo tenían muchos de sus colegas”.

A finales de los 80s, en el futbol ‘mexicasno’ se desataron los demonios de la deshonestidad. Más de una decena de árbitros estuvieron relacionados con la manipulación de partidos para beneficiarse de las multimillonarias quinielas de Pronósticos Deportivos.

Dejó pingües ganancias entre 1984 y 1987.

El caso llegó a las alturas del poder: la mismísima Secretaría de Gobernación.

El modus operandi era simple: compraban con cañonazos de miles de viejos pesos a todo el cuerpo arbitral, el juez central y abanderados.

Uno de los mensajeros, con maletines repletos de dinero, era el secretario general de la Femexfut, Dagoberto Acevedo, según narra el ex silbante jalisciense Jesús Mercado.

Lo quiso comprar, previo a un  partido de Segunda División, entre La Piedad y la Universidad Veracruzana, que se disputaba en la ciudad michoacana. Le ofreció 300 mil pesos  para que manipulara un partido entre La Piedad y la Universidad Veracruzana; que se “amarraban” a tres silbantes, pues la quiniela de Pronósticos Deportivos se jugaban con “tres partidos sencillos y diez triples”.  

Miguel Angel Ramírez, también en un texto publicado en La Jornada, el 27 de octubre de 1999, escribió sobre la corrupción en el arbitraje mexicano:

Arturo Brizio, árbitro mundialista en 1994 y 1998, confirmó ayer que sí existió una cinta que involucraba a un grupo de silbantes en casos de soborno y que la Secretaría de Gobernación tuvo que intervenir para aclarar esto.

Aceptó que él fue uno de los 11 silbantes mencionados, pero dijo que el único que actuó deshonestamente fue Jorge Alberto Leanza.

En la Federación Mexicana de Futbol jamás se ha reconocido que hubiera llegado a ese grado la deshonestidad de los nazarenos. Nunca se dio una explicación al despido de Leanza, Joaquín Urrea, Enrique Mendoza Guillén, del arbitraje.

Ni porqué el mismo Codesal, a quien también se involucró, y Brizio, fueron marginados para dirigir una liguilla de 1987.

Entre otros de los árbitros inculpados se encontraban David Espinosa, Maximiliano Couret y Marcel Pérez Guevara.

Incluso se mencionó que el equipo León, cuya directiva encabezaba Federico Madrigal, intentó sobornar al árbitro  Pérez Guevara.

Rechazó un cheque certificado por 300 mil pesos. Si la directiva Esmeralda hacía ese ofrecimiento era porque la ‘compra’ de silbantes era una “práctica común” en el balompié ‘mexicasno’.

Ya en 2004, en declaraciones a la prensa, el árbitro Pascual Rebolledo, quien se retiró en 2002, cuando era uno de los candidatos para representar el balompié nacional en el Mundial de Corea del Sur-Japón, denunció, sin rubor alguno, que el arbitraje estaba plagado de corrupción y que habían fracasado los intentos por sanearlo.

“Es común el arreglo de partidos y el soborno para a los silbantes para favorecer  al algunos equipos del futbol mexicano”, puntualizó. 

Arbitros venidos, cachirules, narcofutbol, mutipropiedad, “esclavos” del balón, Pacto de Caballeros, Código de Etica, draft, prácticas inconstitucionales…

La bonita Famiglia Futbolística del balompié ‘mexinaco televiso’.

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