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Jesús Yáñez Orozco 

Corinne Diacre, de origen francés, ex futbolista y ex seleccionada nacional –una de las mejores de la historia–   es la mujer más famosa en el mundo del futbol en casi siglo y medio, a los 40 años de edad.

 

Es la única fémina del planeta que tiene reconocimiento oficial de la Mafia-FIFA-Mafufa como directora técnica de un equipo varonil profesional de futbol.

Amén de que, luego de seis fechas, en días pasados consiguió su primer triunfo con el modesto equipo Clemont Foot Auvergne de la segunda división del balompié de su país, 1-0 sobre el Havre.

Su equipo sumaba dos empates y tres derrotas.

Diacre siempre se ha caracterizado por relativizar sus logros.

“No, no, es un orgullo para mí. No lo veo así”, asegura, cuando es interrogada por los periodistas sobre sus logros deportivos.

“Solo soy una entrenadora más”, responde Diacre, con tono serio, entrevistada vía telefónica.

“Al final, lo único que importa son los resultados”, añade.

Es tal su osadía que, incluso, apareció desnuda en un blog de internet.

Su historia de triunfo deportivo, incluso social, es impensable en el futbol mexicano donde los dirigentes de la Federación correspondiente padecen misógina crónica, por el marginal apoyo que tradicionalmente brindan a los equipos femeniles que representan a México en competencias internacionales.

Lo más que ha osado tener la Femexfut son féminas arbitrando encuentros profesionales, incluso de Primera División.

Corinne fue la capitana de la selección femenina francesa, pero una lesión la retiró del futbol a los 31 años en el año 2005.

Como entrenadora, se hizo cargo del primer equipo femenino de Soyaux y, posteriormente, fue auxiliar técnica en la selección femenina del entrenador Bruno Bini.

Llegó al Clemont en sustitución de la portuguesa Helena Costa, que renunció al puesto antes de llegar a debutar.

Nació el 4 de agosto de 1974 en Croix (Francia). En 2014 se convirtió en la entrenadora de Clermont, después de seis años, como resultado de su paso por  la ASJ Soyaux, por el carácter y talento mostrado.

El 9 de marzo de 1993 debutó a los 18 años de edad con la selección femenina de futbol de Francia. Se convirtió en un par de años más tarde, en capitana del equipo. En 2003, frente a Inglaterra, marcó el gol que clasificó Francia para el Mundial. Unos meses más tarde en el país de las Bardas y las Estrellas, las francesas quedaron fuera de la competición en la primera ronda.

En agosto de 2005, después de doce años en el equipo de Francia, anunció su retiro internacional a la edad de 31 años.

Comenzó la temporada 2006-2007 con el equipo de ASJ Soyaux a pesar de varias propuestas de clubes de América.

Tomó esa determinación, pues en octubre de 2006, se lesionó durante el partido MontpellierASJ Soyaux, con un ligamento cruzado anterior roto en la rodilla derecha.

Esta lesión la llevó a poner fin a 32 años de carrera futbolística que comenzó desde temprana edad. Tenía el récord de partidos con la selección francesa: 121 y 14 goles.

Su carrera como futbolista en equipos franceses fue así: 1982-1983, CO Saint-Chamond; 1983-1986, SS Aubusson; 1986-1988, ES Azérables y 1988-2007, ASJ Soyaux.

En 2014, se convirtió en la primera mujer en recibir el certificado de entrenador de futbol profesional de los clubes.

Después de la salida de Helena Costa del Clermont Foot 63, el presidente del club, Claude Michy, anunció que había recibido 45 currículums vite de entrenadores. Pero decidió contratar a una mujer.

El 28 de junio de Corinne fue nombrada entrenadora del Clermont.

 “Soy muy exigente conmigo misma. Me meto mucha presión, pero así tiene que ser”, se autocriticó.

“Los que piensan que el futbol femenino no es equiparable al masculino demuestran que no se enteran de nada en este deporte.

“No hay ninguna diferencia entre un entrenador y una entrenadora, salvo su sensibilidad. El trabajo sigue siendo el mismo”, advierte.

Vive un momento excepcional, pues nunca, en 140 años futbol institucionalizado, se había producido una historia así.

En la temporada 2013-2014 se repartieron más de 60 mil licencias de entrenadoras en el futbol femenino en Francia.

En Europa el número total superó por poco de un millón, distribuido entre 48 Ligas nacionales.

“Ahora los clubes se estructuran mejor, la Federación francesa tiene un proyecto de desarrollo importante para los próximos años. Hay que darnos tiempo”, analiza.

Diacre aspira a ser una persona normal, en el día a día, pese al asedio mediático, porque le cansan los reflectores, aunque a la par resulte ilusionante.

“Es verdad que mis horarios han cambiado mucho, las jornadas laborales son muy largas. Pero estoy muy contenta”, reconoce.

En su presentación como entrenadora mostró un carácter pausado, seco, pero confiado.

“Soy muy exigente conmigo misma. Me meto mucha presión, pero así tiene que ser”, asegura.

 

“Mi único objetivo es conseguir que mi equipo, por lo menos, consiga los resultados del año pasado”, agrega.

O: sea, igualar al menos la posición 14 durante los dos años de contrato que tiene firmados.

Quizás lo que mejor resuma su irrupción en el futbol masculino sea la total falta de notoriedad que ella misma se concede.

“Es un trabajo como cualquier otro”, matiza.

Aunque en este caso, y muy a su pesar, no lo sea.

La historia de Corinne contrasta con un sinfín de casos en el futbol mexicano de mujeres que incursionan a nivel profesional.

Es el caso de Lucila Venegas y su lucha por llegar a ser árbitra en un ambiente machista en la Primera División.

Su máximo logro fue pitar la final de un Mundial Femenil Sub 17.    

Confiesa su mayor quimera deportiva: Hacer historia como Rita Muñoz, Isabel Tovar y Virginia Tovar, silbantes de la Primera División de Futbol nacional.

Cuando estudiaba en la universidad, Lucila necesitaba un poco más de dinero para poder solventar los gastos.

Entonces, jugaba futbol y se le ocurrió que una forma para ganar algunos pesos era siendo árbitra.

Así que pronto tomó la decisión: pitar en el balompié amateur. 

“Empecé arbitrar cuando estaba en la universidad. Para estar en amateur no te preparas. Nada más llegas, te paras en la cancha y con lo que conoces de futbol trabajas”.

Recuerda que su primer partido fue fatal, era una categoría 91, con niños que tenían entre 8 u 9 años, esa vez no tenía mucho conocimiento de las reglas como tal, pero así se empieza.

“Anulé un gol en fuera de juego, sí estaba fuera de juego el niño pero ni se movió, ni tocó el balón ni nada. Ahora que lo recuerdo sí, marcaba faltas que a lo mejor se podían dejar pasar. Fue un gol que anulé y los papás estaban muy enojados, no fue el mejor partido que tuve”, recuerda. Lucila asegura que por cada encuentro ganaba entre 70 y 80 pesos, por lo que el fin de semana tenía que silbar bastantes partidos para tener algo de ingresos.

“Piensan (en el medio futbolístico) que la capacidad está definida por tu género y no por tu inteligencia”, asegura.

 

Pasaron cerca de cuatro años para que una amiga la invitara a participar en un curso de arbitraje profesional, avalado por la Femexfut.

Lucila no dudó en integrarse, convirtiéndose en la única mujer de su generación que logró concluir las pruebas físicas y teóricas durante un año y medio.

Pero no todo fue fácil, siendo del sexo femenino se enfrentó a algunos actos de machismo, incluso ya dentro del terreno de juego.

“Tienes que salir decidida, en cualquier área que sea para hombres, tienes que saber muy bien lo que quieres. Porque, también, muchos de mis compañeros, tal vez, digan: ‘¿qué haces aquí? Mucha gente, los futbolistas, la afición, piensa que la capacidad está definida por tu género y no por tu inteligencia.

“Pero no tiene nada que ver, se ha demostrado lo contrario. No es un camino fácil pero hay que esforzarse”, puntualiza.

Lucila Venegas tiene más de 20 compañeras.

“Sí he recibo insultos. A veces los jugadores me han hecho algún tipo de comentario, pero te vas acostumbrando: ‘Vete a lavar los trastes’, ‘no sé por qué ponen a una mujer si no sabe nada’. Es lo más normal escuchar ese tipo de cosas en la tribuna, aunque a veces he escuchado cosas muy fuertes”, revela la silbante, pero rechaza comentar.

Explica que hay que ganarse el respeto y la credibilidad ante los jugadores y la Comisión de Árbitros de la Federación, netamente con el trabajo.

En México hay 25 mujeres árbitros en todas las categorías. Lucila, en 2008, recibió su credencial de árbitro internacional FIFA, sumándose a la lista de siete féminas más en México, lo que coloca al país con el mayor número de árbitras con licencia del máximo organismo del futbol.

Gracias a su categoría, Lucila tuvo la oportunidad de pitar la final del Mundial Femenil Sub 17. Mas no ha logrado formar parte de la Primera División.

“Arbitrar la final del Mundial ha sido mi mayor logro. Ahora sigo en Segunda División. Hay que seguir con un proceso para estar en la Primera, antes debo pasar por la liga de ascenso, vamos escalando poco a poco.

“No es fácil que los jugadores te acepten. Debes ganarte el respeto y la credibilidad. Puede ser una cuestión cultural. Aunque debe ser laboral, que se vean tu trabajo. Hay que demostrar que tienes capacidad al igual que los compañeros”, expresa Venegas.

Son las divas del balón.

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