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Atletas invisibles

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Jesús Yáñez Orozco 

Lo que no aparece en la telemierda es invisible: no existe.

 

Así de sencillo.

Y terrible.

Sólo la mayoría de los mexicanos tienen un espejo donde existen, que ofrece la real ficción de un sentimiento de pertenencia: el anodino futbol.

Desayunamos, comemos, cenamos y defecamos baloncito. Hay quienes literal, deliran cuando no lo miran rodar a través de la telepatria, Televisa-TV-Azteca.

Porque, también, sólo a través de sus pantallas existimos como nación.

Lastimera realidad.

En San Luis Potosí concluyó el domingo pasado el VII Encuentro Nacional Deportivo Indigenista, que comenzó el miércoles de la semana anterior,  mientras los mini-basquetbolistas triquis, que juegan descalzos siguen causando furor por el mundo, y los atletas rarámuris –con huaraches, fueron reconocidos en España y llegaron a recorrer alrededor de 160 kilómetros en tres días, con chía y pinole, como su alimento base, en junio pasado.

Participaron 16 estados de la República y el Distrito Federal, que representaron a unos 17 millones de indios, aglutinados en 65 pueblos de origen prehispánico, en un país de 120 millones de habitantes. 

Luego entonces, no es menor la influencia cultural y deportiva india.

Polo opuesto a lo que representa la telementira, propiedad del Dúo Diabólico-duopolico: Azcárraga Jean-Salinas Pliego, en las zonas urbanas.

En sus comunidades no se exacerba el consumismo, como se hace a través del Ojo de Vidrio. Por fortuna carecen de televisor en la mayoría de los casos. Igual que los mini-basquetbolistas triquis.

No dieron ni una milésima de segundo de sus espacios televisivos para este evento. Algo similar ocurrió con las radiodifusoras, así como en prensa escrita.

La Organización Editorial Mexicana (OEM), propiedad de Mario Vázquez Raña, presidente vitalicio del Comité Olímpico Mexicano (COM), fue de las pocas que difundió el evento a través de sus 50 diarios en todo el país.

Puso la piel de gallina, que posterior al desfile de los equipos participantes, durante la inauguración el miércoles anterior, se rindieron los respectivos honores a la bandera. Se entonó el himno nacional en náhuatl y castellano.

De acuerdo con algunos cronicadores, este encuentro deportivo, mostró algunos indígenas jugando apegados a sus costumbres: descalzos o con huaraches.

En contraste, también hubo quienes competieron con flamante calzado deportivo multicolor de marcas reconocidas –Adidas, Nike, Reebok, Puma.

Usar tenis y zapatos de futbol comerciales, no determinó su calidad y talento como atletas. No faltó quien se los quitara para “jugar mejor”.

Los deportes en los cuales compitieron los atletas, procedentes de distintas etnias como, Pame, Náhuatl, Triquis, Tenek, Huicholes, y Mixtecos, entre otras, fueron atletismo, futbol, voleibol y basquetbol, en las ramas femenil y varonil.

Siempre buscaron, con lealtad y honestidad deportiva– eso que eufemísticamente no existe en el futbol llamado fair play— los lugares de honor, pero también conviviendo de manera grata.

Quedó claro, por lo observado, que dicho Encuentro debe crecer y fortalecerse, bajo mejores estructuras de organización.

Incluso recurrieron al chanchuyo. Que hizo recordar a los Cachirules famosos que provocaron, en 1987, la suspensión durante dos años, de México, por parte de la Mafia-FIFA-Mafufa y que lo dejó fuera del Mundial de Italia 1990.

La irremediable cultura de la transa y la mordida: La corrupción. 

Fue el caso de algunos institutos estatales del deporte –al igual que pasa en las Olimpiadas Nacionales—que trabajan de manera organizada y, en el afán de ganar medallas e imponer una supremacía, recurren al reclutamiento de deportistas no indígenas, que les garanticen triunfos y prestigio.

Pese a sus siete ediciones, hacen trampa, aprovechando que los ‘candados’ para el registro de competidores no pasan filtros de legitimización o identidad.

Es sumamente laxo.

Y si bien sucedió esto fue porque el Encuentro estuvo organizado por el Instituto Potosino del Deporte, y del Jarrón Chino –la Comisión Nacional del Deporte y Cultura Física, que está de adorno y es costosísima, pues recibió un presupuesto superior a los ocho mil millones de pesos para 2014, casi lo que costará el ‘Palacio Metálico Celestial’’ que adquirió Su Alteza Serenísima, que despacha en Palacio Nacional– que representa su titular Jesús Mena Campos, y que desde su creación durante el sexenio de Carlos Salinas –1988-1994– padece el cáncer de la corrupción.

Es loable, no cabe la menor duda, que la finalidad de estos juegos es positiva. Su objetivo primordial es que el deporte llegue cada vez más a las comunidades indígenas por más apartadas y lejanas que se encuentren de las urbes –pequeñas y grandes– pero de una manera organizada y planeada.

No con improvisaciones crónicas, sobre las rodillas. O como el Borras.

Dicha competencia tuvo lugar en las instalaciones deportivas de la capital potosina. Y, dentro de lo esperado, se observaron buenos encuentros y algunos deportistas que exhibieron un extraordinario nivel.

Dejaron de manifiesto que en las comunidades indígenas existe también el talento que hay en las zonas urbanas. Incluso, en algunos casos, mejor.

De acuerdo con analistas locales, en el aspecto deportivo, a los equipos que representaron a San Luis Potosí, se les vio faltos de preparación. No tuvieron el nivel competitivo para encarar un evento de esta naturaleza, y pues las derrotas abultadas fueron una constante.

Y es que según algunos de los mismos seleccionados potosinos, tuvieron una preparación “exprés, pobre”, abundando la improvisación, pues no hubo previamente un torneo o campeonato estatal selectivo.

Igual sucede en el llamado deporte de alto rendimiento. La mayoría que destaca son garbanzos de a libra, producto de su esfuerzo y no del deporte oficial

A muchos de ellos, para colmo, los escogieron de manera aleatoria, hace unas semanas.

Porque San Luis Potosí tiene una extensa zona indígena, principalmente en la zona media y huasteca, y debe aprovechar esta experiencia para estructurar bien una subdirección o coordinación de deporte indigenista, para mejorar considerablemente su nivel en estos juegos.

Requiere, además, con urgencia promover y difundir esta actividad entre las diversas comunidades y etnias del estado.

Pero que no se vaya a convertir en una oficina más de carácter burocrático, como suele suceder en todo el país.

No para ganar medallas –que es no es el principal objetivo– sino  impulsar la práctica del deporte en esa importante y numerosa población del estado.

Insisto, también, como parte de una estrategia de salud urgente para combatir la obesidad galopante, donde somos campeones mundiales.

Ya el domingo, En emotiva ceremonia –que tuvo lugar en el salón Rojo del Centro de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento Deportivo “Plan de San Luis” fue clausurado el Encuentro, que durante cinco días se desarrolló.

En cuanto a lo deportivo, en futbol varonil, el campeón fue el Estado de México, que superó en la final 3-0 a Chiapas que, a pesar de haber tenido un juego más que sus contrincantes y dos dobles jornadas, nunca bajó los brazos.

Las anotaciones fueron de Yair Valadez en dos ocasiones y Lorenzo Peñuelas un autogol.

En el encuentro por el tercer lugar, Ciudad de México se impuso 2-1 a Morelos, con goles de Omar Domínguez y Roberto Rodríguez; por Morelos, Fabián Juazo.

En la rama femenil, las campeonas fueron las chicas de Sinaloa al ganar 2-0 a Tabasco.

En el juego por el tercer lugar, Estado de México goleaba 9-1 a Chiapas.

Dentro del baloncesto femenil, Estado de México se quedó con el primer lugar al superar en la final 52-27 a Chiapas; las mejores encestadoras por las ganadoras, fueron Erika Posadas y Anayancín Mora, con 11 puntos cada una.

De Chiapas, Alejandra Morales con 9, y Aurora Montejano con 6. Los parciales: 23-9, 27-17, 44-21 y 52-27.

En la rama varonil, Chihuahua se vio sorprendido por Puebla que los derrotó por marcador de 45-49; por los poblanos los mejores jugadores fueron Lorenzo Chuca,  17 puntos, y Orlando Murillo, 16. Por Chihuahua, Zurobabel Cabrera, 16, y Felipe Garrido, 12.

Los parciales fueron 19-15, 28-30, 36-37 y 45-49; para llegar a la final, Chihuahua ganaba 51-45 a Chiapas, y Puebla derrotaba 59-47 a Sinaloa.

En el juego por el tercer lugar, Chiapas ganaba 78-45 a Sinaloa.

En el voleibol varonil, los campeones fueron los muchachos de Nayarit, al superar en tres sets 25-22, 25-18 y 15-10 a Yucatán; en el juego por el tercer lugar, Estado de México ganó 25-10 y 25-23 a Yucatán.

En la rama femenil, Estado de México obtenía el primer lugar al vencer 25-22 y 25-18 a Morelos; el tercer lugar fue para Veracruz al superar 25-20, 23-25 y 15-13 a Chiapas.

Mientras tanto, en Montevideo, Uruguay,  el equipo de la Asociación de Basquetbol Indígena de México (ABIM), Los Triquis de Oaxaca, que dirige el entrenador Sergio Zúñiga, conquistó la Copa 4 Hermanos.

En la semifinal, los niños indígenas apalearon 74-11 del Club Malvin, de Montevideo. Ya en la final, los nacionales se enfrentaron al Defensor Sporting Club, al que tundieron 54-22.

Son atletas invisibles que otros sí miramos.

No es necesario el espejo de la Telemierda.

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