DIARIO LEGISLATIVO
Pedro Jiménez Rodríguez
No cabe duda de que en México no pasa nada, hasta que pasa.
Es que no se puede entender de otra forma lo que se está revelando de los malos gobiernos priístas.
En primer lugar esta Veracruz, donde ya se actuó en contra de Javier Duarte de Ochoa, a quien si consiguen echarle el guante, seguramente le harán pagar los platos rotos, no sólo de su administración, sino también la de otros gobiernos priístas, sobre todo el de Fidel Herrera Beltrán.
Está claro que Javier Duarte fue un mal gobernante y se robo hasta los lápices, pero pensar que es el único que se ha despachado con la cuchara grande, sería pecar de inocente o de tonto redomado.
Todos sabemos que en México el poder nunca se ha ejercicio para solucionar problemas o para sacar de la pobreza a la población, más bien ha servido para aprovecharse de todo y de todos, haciéndose inmensamente rico.
Ahora sale a relucir el saqueo que hizo Javier Duarte, en Veracruz, pero a poco no hicieron lo mismo, en mayor o menor medida, César Duarte Jaques, en Chihuahua; Roberto Borge, en Quintana Roo; Jorge Herrera Caldera, en Durango; Emigdio Torre Cantú, en Tamaulipas; Rodrigo Medina, en Nuevo León; Carlos Lozano, de Aguascalientes.
Señalamos solamente estos, porque en todas esas entidades hubo alternancia, ganaron o el PAN solo o en coalición con el PRD, lo que deja “encuerados” a los priístas que gobernaron.
Todos ellos, más tarde o más temprano, tendrán que enfrentar a la justicia, pues por más que se hayan jurado y perjurado que no se relvaron nada que no fuera de ellos, estamos ciertos que robaron y abusaron del poder para hacer dinero.
Lo cierto es que si los candidatos priístas que pusieron los propios gobernadores, hubieran ganado en esas entidades, a estas alturas todo estarán tranquilo, esperando o realizando, según los plazos para el cambio de gobierno, una tersa transferencia.
Hasta ahora eso es lo positivo de la alternancia, pues con el cambio, llega borrón y cuenta nueva, y las denuncias de malos manejos seguirán apareciendo y los que salen, seguirán tronándose los dedos y recurriendo a los amparos legales para eludir la cárcel.
Sin embargo, eso no pasa con los padrinos políticos de esos malos gobernantes, pues gente como el senador Emilio Gamboa Patrón, ni sudan ni se acongojan, aunque se hayan beneficiado en su momento de su amistad con el señor gobernador.
Y la verdad es que son muchos los que ha apadrinado Emilio Gamboa Patrón, impulsándolos para que llegaran a la gubernatura.
Ahí están los casos de Rodrigo medina, César Duarte, Jorge Herrera Caldera, Carlos Lozano y Roberto Borge, quienes fueron llevados de la mano de Gamboa Patrón, hasta el palacio de gobierno de sus respectivas entidades.
Desde luego que Gamboa Patrón no es el único padrino que sigue gozando de una reputación impecable, gracias a sus asideras políticas, pero es el ejemplo más claro de que en México, a los políticos no les pasa nada, hasta que les pasa.
EL PULSO.- Por cierto, otro que se despacho con la cuchara grande y hoy está sufriendo las consecuencias de su ambición desmedida, es el panista Guillermo Padrés Elías, quien pensó que la gubernatura de Sonora era de su propiedad y que podía saquearla para provecho propio y de su familia. Para su desgracia no pudo hacer que ganará el candidato panista, Javier Gándara Magaña, y todo se le derrumbo, pues Claudia Pavlovich, lo tomo por su cuenta y le reviso hasta lo calcetines, encontrando que hubo transas a granel y hasta su hijo, hermano y otros familiares de Padrés, salieron raspados. Como siempre ocurre, ahora Padrés Elías se dice perseguido político y clama justicia, pero ni siquiera con la defensa de su Antonio Lozano gracia, ex procurador y político venido a menos, lo pudieran salvar del auto de formal prisión que le dicto ayer el juez de su causa. Para colmo de males de Padrés Elías, su hijo del mismo nombre, fue encarcelado y aunque ahí hay muchas irregularidades, en la PGR el que manda es el Presidente y le van a encontrar responsabilidades, a costa de lo que sea.
