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El Vasco ¿trácala?

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Agora Deportiva

Jesús Yáñez Orozco 

A lo largo de 36 años de labor reporteril, que incluye alrededor de una década en información general, consideró “amigos”  sólo a  dos personajes del deporte nacional. Porque, de por sí, si lo único objetivo del periodismo en su subjetividad –por lo intereses políticos y económicos de los empresarios de los medios de comunicación—, eso me hizo actuar con un criterio profesional de bajo perfil. Más el valor agregado de los juicios y prejuicios del comunicador.

 

Ni fotos con ellos, ni autógrafos de ellos, me interesaron en lo más mínimo. Porque si ellos eran –o son– estrellas de su respectiva actividad, yo ejerzo uno de los oficios más nobles del mundo –pese a todo lo que se diga en contra—: periodismo.

Ellos son: Félix Fernández Christlieb, ex portero del Atlante y los Ratones Verdejos, y Javier Aguirre Onaindia, ex técnico de la Pesadilla Nacional de Televisa, y ahora estratega de la Selección de Japón.

Militó, Javier, como jugador, en América, Guadalajara, Atlante, Osasuna y Aztecas de Los Angeles, del país de las Bardas y las Estrellas.

Como aguerrido mediocampista, Aguirre me “llenó el ojo” desde que jugó para le Selección Nacional que participó en la Universiada de 1979. Casi al final del encuentro contra Uruguay, en el estadio de la Ciudad de los Deportes –donde ahora juega Cruz Azul– tomó el balón por toda la banda derecha, en un sprint endemoniado. Se le miraba fresco como una lechuga, como si apenas iniciara el partido.

Por eso me encuentro prendido de la lámpara ante la posibilidad de que El Vasco, como es conocido en el medio futbolístico nacional e internacional, pueda estar involucrado en el amaño de partidos en su paso por el balompié español. Ya anda tras sus huesitos las Fiscalía Anticorrupción de España.

Más porque en el mar de priistas confesos que son la mayoría de futbolistas –que se atreven a reconocerlo, porque para algunos es casi un pecado aceptarlo– el ex futbolista era una especie de isla, ideológicamente hablando, pues siempre simpatizó con la izquierda. Primero con el Partido Socialista Unificado de México, PSUM, papá del falaz Perredé.

Porque me pregunto ¿cómo es posible que pueda echar por la borda más de 40 años dedicados a este deporte a nivel profesional en su afán desmedido, parece ser, por el dinero? 

De comprobarse la versión de haber participado en el soborno de juegos, sería un avezado alumno de la “cultura de la corrupción” en particular en México, y el resto del mundo, como se ufanó Chavita, El Salvador de México, en una entrevista son varios reporteros (sic), realizada en Palacio Nacional.

Porque sí: en sentido estricto, la corrupción en México somos todos, en mayor o menor grado, corregida y aumentada por la Dictadura Perfecta de la Sinrazón del PRI-Gobierno.    

Desde el 21 de octubre pasado, el diario español Marca publicó que el ex jugador de Chivas y Aguilas, y el defensa central paraguayo Paulo Da Silva, ex jugador del Toluca, habrían aceptado sobornos de Agapito Iglesias, ex Presidente del Zaragoza, para arreglar el resultado.

Esta transa era con el fin de que el Zaragoza venciera al Levante para conseguir su permanencia en la Primera División de España, lo cual perjudicó al Deportivo La Coruña, que descendió.

Ni Aguirre ni el zaguero de los “Diablos Rojos” han sido solicitados por las autoridades españolas, para dar su testimonio.

Otros futbolistas nombrados como cómplices en este fraude son: Ander Herrera, del Manchester United, y Gabi, del Atlético de Madrid, al igual que otros cinco jugadores.

Ya en días pasados Aguirre sostuvo una reunión con dirigentes de la federación japonesa de fútbol, para explicar su versión en torno las acusaciones de haber recibido chayo, embute –así se le llama en el periodismo—futbolero, soborno, de 90 mil euros, 112 mil dólares –alrededor de un millón 700 mil pesos– cuando dirigió en Zaragoza de España, en un encuentro frente al Levante, disputado en mayo de 2011. 

Aunque la federación nipona lo respalda por el momento, El Vasco se encuentra en la “tablita”, pues lo condena su récord poco halagüeño como estratega del equipo del país del Sol Naciente: tres victorias, tres derrotas y un empate.

La reunión de Javier Aguirre con los directivos del futbol de Japón involucró a Yutaka Miyoshi, abogado de esa federación. Explicó que, al término de la reunión de más de dos horas que el técnico mexicano, éste aseguró que su carrera está “limpia” y que nunca ha estado envuelto en situaciones “sucias” del balompié.

Esto por supuesto que debe preocupar a los jerarcas del futbol Japonés ya que saben que la mente de Aguirre no estará al 100 por ciento en la preparación de su selección, con miras a las eliminatorias para el mundial ruso de 2018, hasta no arreglarse este conflicto en España. De resultar culpable, El Vasco podría recibir un severo castigo que lo margine, quizá para siempre, del futbol.

Miyoshi ha declarado que “esto no ha terminado” y con eso indica que si se revela que el técnico sí tuvo algo que ver, entonces estaría, en automático, fuera del banquillo nipón.

Según la Fiscalía Anticorrupción de España, además de Aguirre, hay involucrados otros nueve jugadores del equipo.

Dicha  Fiscalía recibió la denuncia correspondiente de la Liga de Futbol Profesional (LFP) y lleva el caso hace 18 meses. En total el partido fue “comprado” por un millón 200 mil euros, más de millón y medio de dólares –alrededor de 21 millones de pesos.

Agapito Iglesias, llamado “presidente de los maños” en aquel tiempo, explicó que el dinero que dio al exdirector técnico de la Decepción Nacional Mexicana y nueve de sus jugadores fue para “incentivarlos” en busca de esa victoria necesaria la cual ocurrió en el estadio Ciudad de Valencia, informó el diario español “El Mundo”.

Aguirre todavía no es exigido a declarar sobre la situación. No obstante, está dispuesto a hacerlo en caso de ser necesario, ya sea por escrito o personalmente y en persona.

En dicho encuentro, de acuerdo con las investigaciones, el técnico fue uno de los elementos “comprometidos” en el plantel para evitar el descenso, por lo que recibió el pago “motivacional”, al igual que otros jugadores como Jorge López, Obradovic y Braulio, aunque éstos fueron suplentes en el duelo.

Apenas en la semana pasada, el ahora mediocampista del Atlético de Madrid, Gabi, explicó que sólo hizo lo que el Zaragoza le pidió.

Javier Aguirre dirigió un año al equipo aragonés al que logró salvar después de ese escandaloso partido ante los valencianos y fue cesado del cargo, poco después, el 30 de diciembre de 2011.

De Aguirre destaco su calidad ética dentro y fuera de la cancha, por lo que me tocó conocer de él, incluso, como cuando llevaba a sus hijos, y yo al mío, a jugar a Pumitas, a ciudad Universitaria, en el Distrito Federal. Hace más de 20 años.

Javier era hijo de vascos. Su padre carpintero, al que solía ayudar para pagarse sus estudios universitarios en la Ibero, en la carrera de administración de empresas, siempre fue su ejemplo a seguir.

De todos los futbolistas que traté, Aguirre tenía verdadera conciencia social de su función como futbolista que, por cierto, reconocía que no era bueno, pero sus limitaciones con el baloncito las cubría con “amígdalas”, como dice Hugordolfo Gelatino Sánchez, multipichichi.

En su calidad de presidente de la Asociación de Futbolistas Profesionales, llegó a organizar un partido de ex jugadores contra miembros del Ejercito Zapatistas de Liberación Nacional, Ezetaeleene, en el estadio Jesús Martínez Palillo de la Magdalena Mihxuca, durante una breve estancia de los insurgentes en la ciudad de México, a principios de la década pasada.

De su paso por América recuerdo dos anécdotas, significativas, que reflejan lo que es la dinastía Azcárraga, propietaria de la telemierda, Televisa, de desde la década de 1960, cuando adquirió al equipo azulcrema.

En una ocasión que entró de relevo, en los albores de sus carrera, el técnico le ordenó que o disparara al arco rival. Cuando lo hizo fue sustituido inmediatamente.

Aguirre, por su nivel cultural, colaboraba con una columna deportiva para el semanario Punto, si mal no recuerdo, bajo el seudónimo de Elmer Homero. Solía escribir de su verdadera pasión deportiva: el beisbol.

Cuando uno de los directivos lo supo, lo espetó:

“Te pagamos por jugar, no por pensar”. 

En contraste, dos historias me abochornan del ahora estratega japonés.

La primera durante la eliminatoria de Con-caca-f con miras al mundial de Sudáfrica 2010, en su zona técnica, cuando un jugador canalero iba por el balón para realizar un saque de banda, Aguirre, sin explicación alguna, puso su pie derecho a la altura de los testículos del jugador. Hubo jaloneos que no pasaron a mayores. Nunca, que yo recuerde, había visto a Javier perder la cabeza de una forma tan silvestre.

La otra tuvo que ver el mundial 2010. Durante una conferencia de prensa, previo al juego contra Argentina –que acabó eliminándolo- apareció con la cachucha con el emblema de la Femexfut, cubriéndole los ojos. Nunca los levantó para mirar al enjambre de reporteros que lo interrogaba.

Parecía que traía una culpa tal, como si Juan Diego lo acusara de violación de la Virgen de Guadalupe.

Mientras, sigo prendido de la lámpara.    

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@kalimanyez

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